Greenpeace ha explicado su postura contra la energía nuclear, ha defendido la viablidad de las renovables y ha acusado a la industria nuclear y al CSN de "política obscurantista y secretista", evidente en Ascó-1, y avisa de que el lobby nuclear se resiste a morir con campañas de propaganda multimillonarias para vender el "renacimiento nuclear". Carlos Bravo, responsable de energía nuclear de Greenpeace, ha charlado con los usuarios de EcoDiario. Consulte el encuentro digital.
El objetivo de Greenpeace es claro: "debemos lograr que se ponga ya en marcha el plan de cierre de las centrales nucleares, que además es un compromiso del Gobierno".
La prueba nuclear de Zapatero
Bravo las tira con bala: "El secretismo es consustancial a la industria nuclear. El escape al medio ambiente de material altamente radiactivo provocado por la central nuclear de Ascó-1 no es sólo una nueva demostración de la política obscurantista y secretista de la industria nuclear y del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), sino que también es una prueba más de la inaceptable peligrosidad de la energía atómica".
Respecto al Gobierno de Zapatero, Bravo se muestra firme: "Es la prueba del algodón de su credibilidad". "No hay ningún obstáculo energético, tecnológico o económico que impida a Zapatero y al PSOE cumplir su compromiso de cierre de las centrales nucleares", señala.
"Veremos si pesa más eso y la demanda de la sociedad, mayoritariamente antinuclear, o la presión que le estará haciendo a Zapatero el lobby nuclear", añade.
Fracaso económico de las nucleares
"Construir una central nuclear cuesta 6.000 millones de euros", justifica Bravo para defender que las energías son más baratas ,rentables y generan más puestos de trabajo. Y da datos: Según un informe de Comisiones Obreras de febrero de 2008, a finales de 2007 las renovables generaban ya 90.000 puestos de trabajo directos. La nuclear en España, ni 8.000.
Además, según informa Bravo, el coste total de la gestión de los residuos radiactivos supera los 13.000 millones de euros en España, sólo hasta el 2070.
La energía nuclear solo subsiste en países donde cuenta con grandes subsidios estatales, como Francia, asegura desde Greenpeace. "En España, hasta 1997, cuando se liberalizó el sector eléctrico, el marco legal del sector aseguraba la recuperación de los costes, por eso se lograron amortizar las centrales existentes. Además de ayudas como la de los 13.000 millones de euros para la gestión de residuos radiactivos, que mayoritariamente pagamos los ciudadanos: otra muestra de los subsidios y ayudas con que cuenta la industria nuclear".
Sucia e ineficaz contra el cambio climático
El experto despeja las dudas a los usuarios: sí existen alternativas energéticas a la energía nuclear y sí ha quedado demostrada la viabilidad técnica y económica de las energías renovables.
La energía nuclear es sucia. No sólo porque la fisión nuclear produce inevitablemente residuos radiactivos altamente radiotóxicos durante decenas de miles de años con lo que no se sabe qué hacer, o porque las centrales nucleares emiten rutinariamente radiactividad al medio ambiente (efluentes gaseosos y líquidos radiactivos).
También porque en el ciclo nuclear (desde la minería del uranio hasta el desmantelamiento), además de producirse residuos radiactivos, se emiten cantidades significativas de CO2.
La energía nuclear -que a nivel mundial supone sólo un 6% de la energía primaria-, por su alto coste y sus largos tiempo de construcción, entre otros problemas, es incapaz de contribuir de forma eficaz y significativa a la lucha contra el cambio climático. Las renovables y la eficiencia energética son la respuesta adecuada.