El pasado nazi de la moda
Mircoles, 30 Mayo 2012
¿Os habéis parado alguna vez a pensar quién fue Hugo Boss? Durante mucho tiempo yo estaba en el convencimiento de que se trataba de una marca comercial. Si os fijáis bien la firma siempre trata de centrar su visión de la marca en el presente y no alardea de su figura fundadora, Hugo Ferdinand Boss (1885-1948).
¿Sabéis por qué? Porque Hugo Boss fue simpatizante nazi y forjo su empresa al amparo del partido ya que desde 1933 fue el proveedor oficial de uniformes del Partido Nacional Socialista y más tarde diseñó y produjo los uniformes del ejército y las Waffen SS. Todo esto lo sabemos con certeza gracias a un “ejercicio de transparencia” (ahora está muy de moda el término) que la firma realizó en su momento como plan de contingencia. Tras haber sido puesta en cuestión por publicaciones alemanas que alimentaban en runrún de ese ominoso pasado decidieron sacar toda la mierda al aire para poder pedir disculpas, desvincularse con lo que hizo el fundador, y seguir adelante mirando hacia el futuro. Así que le encargaron a Roman Koester, profesor de historia militar en la Universidad de Mónaco, un estudio sobre ese pasado de la firma que arrojó espeluznantes hechos como que Herr Boss utilizó a 140 trabajadores forzosos, la mayoría mujeres, y 40 prisioneros de guerra franceses para operar en sus fábricas. Un extracto del estudio puede leerse en la propia web corporativa de Hugo Boss o se puede ir a una librería y preguntar por ‘Hugo Boss, 1924-1945‘ del autor ya mencionado. Se sabe que los trabajadores vivían en un campo de concentración construido cerca de la fábrica y sus condiciones, como no se podía esperar menos, eran muy precarias, tanto por la falta de higiene y de comida, así como por las agotadoras jornadas de trabajo a las que eran sometidos.
La vinculación de la moda con los nazis no se circunscribe al caso Boss. Recordemos la cercana relación del partido (y algún alto oficial de las SS) con Coco Chanel; o que el fundador de Adidas fue militante nazi también al igual que Boss.
¿Por qué saco todo esto ahora? Pues porque es un dato que se nombra en La tabla esmeralda (ed. Plaza & Janés), novela de Carla Montero ambientada en el París ocupado. También porque todavía me pregunto dónde andará metido Galliano (condenado por insultos antisemitas) y cuándo prevé volver a la escena pública. Y porque por mucho que nos quejemos de cómo se no está poniendo el mercado laboral aún hay ahí fuera, en Asia sobre todo, factorías que producen moda occidental que sale de las manos de trabajadores que no tienen mejores condiciones laborales que las víctimas del régimen Nazi.