El recetario del rock
Domingo, 30 Noviembre 2008El pasado jueves 27 de noviembre se presentó en la sede la Sociedad General de Autores de Madrid un libro que rompe con todos los esquemas de la habitual bibliografía culinaria vernácula: Recetas del rock and roll, en el que una larga serie de estrellas del rock español, además de algunos otros personajes de este peculiar mundillo –productores, periodistas, etc.– muestran su inusitada faceta gourmet y se animan a incluso a preparar una receta. La responsable de este original proyecto es Sara Iñiguez –alter ego de la rockera Rubia–, quien ha conseguido involucrar a la Fundación Autor para la publicación del libro, que presenta una maquetación e ilustraciones que recuerdan al alegre San Francisco de los años ‘70.
Reproduzco aquí el prólogo del libro, de mi puño y letra, para tentar a los lectores de este blog e invitarles a descubrir la cara oculta de la escena rockera:
SEXO, DROGAS Y PIMENTÓN
Qué duda cabe de que el universo rockero es uno de los más afectados por los estereotipos, los clichés y las perspectivas más tópicas. De allí que la mayoría de la gente se haya acostumbrado a aceptar al músico de rock and roll –¡que no digamos a las estrellas!– como un personaje caprichoso, inmaduro, promiscuo y enganchado a cualquier sustancia tóxica (cuando no a todas). Y lo peor de todo es que la culpa de esa visión tan superficial la tienen, en gran parte, los propios rockeros, que se han encargado de confirmar el cliché de “sexo, drogas y rock and roll” en cuanto han tenido la oportunidad.
Por eso este libro se antoja tan oportuno, como arma arrojadiza que impacta en la frente del pensamiento único para romper de una buena vez con las ideas preconcebidas. Sí, señores, los rockeros no sólo fornican, aturden al personal con sus marshalls y se ponen hasta las cejas: también comen. ¡Y hasta cocinan! Incluso, si tienen un interlocutor que les depare cierta confianza –como es nuestra autora, Sara Iñiguez– son capaces de recomendar una receta, ponerse el mandil y animarse a prepararla delante de la cámara! Pues sí, señores, los rockeros son humanos, tienen amigos a los cuales agasajar con una buena cena, se esmeran en el detalle… ¡Y hasta los hay gourmets!
Por eso hay que agradecer a Sara este libro desmitificador. Cuyo gran valor no sólo reside en la propuesta, sino en la realización, en el tono coloquial y casual de las entrevistas y las imágenes, que realzan el punto humano de los personajes (que, todo sea dicho, no son solamente músicos, los hay también representantes de otras esferas del quehacer rockanrolero: periodistas, editores, etc.).
Puestos a soñar, incluso podemos llegar a pensar que, a partir de Recetas del rock and roll, el rock vernáculo ya no olerá a camerino trasnochado, sino a frescas hierbas, especias y guisos suculentos. ¿Es mucho pedir?