Una intrahistoria diferente
Miércoles, 13 Octubre 2010Mola que a España se lo pongan difÃcil de vez en cuando. Más que nada porque, aunque nos gusta ahora la selección, sólo los frikis aguantan tostones tipo Liechtenstein o Islas Feroe. Es lo que tienen las fases de clasificación donde la justicia casi siempre es injusta, ¿por qué tienen que perder su tiempo potencias como Alemania, Italia o Inglaterra con combinados en los que ingenieros, técnicos o administrativos aprovechan su ocio para representar a su paÃs? La solución es sencilla: que copien a la Euroliga de baloncesto, donde los equipos mediáticos tienen plaza fija. Es lo que vende.
Pero anoche la función no intuÃa un plácido paseo por Escocia. La selección británica buscaba reencontrarse con su orgullo patrio, ese que florece con el ensordecedor sonido de las gaitas de los falderos. Y necesitaba esa redención por el penoso agravio al buen gusto que cometió su entrenador en el anterior partido contra la República Checa. Entonces, al ingenioso Levin no se le ocurrió otra cosa que colocar un …¡1-4-6-0! AsÃ, tal cual, seis centrocampistas y ni un delantero. Al menos, Levin no tuvo tapujos en reconocer que el empate a cero habrÃa sido buen resultado, si lo hubiera conseguido. Naturalmente, la prensa le corrió a gorrazos y le advirtió que una y no más. Obviamente, Hampden Park no habrÃa tolerado otro episodio tan dantesco.
Y los embates de la opinión pública parece que surtieron efecto. Escocia exprimió al máximo sus únicos recursos del contraataque y el balón aéreo, pero el resultado en una hora fueron dos bofetones que callaron a  las gaitas, coros y algún berrido de un aficionado pasado de pintas. La inercia del baño de España sólo dejaba un resquicio para la enmienda escocesa: su dichoso orgullo de morir matando, a lo William Wallace. Y asà murieron.
Con todo, la intrahistoria de la victoria le confiere mayor regusto que si hubiese sido una goleada más. Los anales de la historia no recordarán que Llorente salvó a España o que fue un paseo más, sino que once escoceses, con un rival dadivoso en demasÃa, estuvieron a punto de remontar a la campeona del mundo. Ahora Levin sà que podrá hablar claro.  Â