La cruda realidad del Valencia
Domingo, 20 Abril 2008Nunca antes ganar una Copa había tenido un sabor tan agridulce. Nunca antes, que sepamos, un equipo jugó una final con la táctica de los jugadores y no del entrenador, y nunca antes, una afición, tan disgustada con sus futbolistas, había animado a los suyos como si le fuera la vida en ello. Ésta es una descripción del Valencia, el nuevo campeón copero. El miércoles, alzó su séptima copa y al día siguiente, ni los propios protagonistas se acordarán de esa gesta. Toca volver a la cruda realidad, la de asegurar la permanencia en Primera División, y el primer objetivo espera en San Mamés.
No habrá celebraciones, por el momento. Suena a broma de mal gusto, sobre todo para los seguidores valencianistas que ansiaban celebrar el título en el ayuntamiento de la capital del Turia esta tarde. Pero la decisión es unánime dentro del club. La victoria contra el Getafe no alivia una temporada tan catastrófica. Tal es la gravedad de la situación en la que el Valencia está sumido, que cuando el entrenador Ronald Koeman compareció en rueda de prensa después del encuentro, la segunda pregunta que tuvo que contestar el holandés era si creía que podía ser despedido. No es una cuestión muy apropiada para un técnico que acaba de ganar un título en su primer año. La pregunta sería idónea si se la hacen en caso de que el Valencia pierda contra el Athletic.
Lo que está claro es que el público ché no perdona al ‘sargento de hierro holandés’. La mano dura de Koeman en el vestuario ha viciado el buen ambiente del que gozaba la plantilla con Quique Sánchez Flores. La decisión de defenestrar a los capitanes (Albelda, Cañizares y Angulo) mas las tácticas incomprensibles que el holandés pretende endilgar al equipo, han terminado por desesperar a los jugadores, de los cuales la mayoría no sabe si continuarán, y a los directivos, que no se atreven a echar a Koeman porque delataría su error al haber apostado por él. O sea, que daba igual ganar o perder la Copa del Rey, el fracaso ya había sido aceptado con resignación. Sólo falta conseguir un puñado de puntos para mantener la categoría y a otra cosa.
No obstante, lo peor de todo en el Valencia puede que aún no haya llegado. En un club donde las decisiones se toman con más vehemencia que inteligencia, no sería de extrañar que Koeman fuese el elegido para liderar el proyecto inmediato. Entonces, la criba en el vestuario estaría garantizada. Los pupilos no le apoyan y el preparador lo sabe. Por eso, el holandés exigiría una remesa de paisanos para tener amaestrado el vestuario. Son sólo conjeturas, pero puede que sean muy reales.
Por lo menos, los ché se han asegurado jugar la próxima Copa de la UEFA. Sin embargo, eso no vale para un club que ha vuelto a recibir el trato de ‘equipo grande’ por meritos propios. Y precisamente por esa grandeza, la Copa no ha paliado el hondo pesar que se cierne en Mestalla desde que hizo acto de presencia ‘el sargento de hierro holandés’ con el beneplácito del dueño Juan Soler, del que habría que escribir otro capítulo aparte. Pero eso será en otra ocasión. Ahora, lo importante es que el Valencia termine sus deberes.