Pesimismos
Como se ha perdido un partidos que debería haberse ganado, hay quien opina (no pocos) que a partir de ahora la selección española va a pasarlas canutas. A lo peor sí, a lo mejor no.
-¿Qué que opino yo?
-Yo opino que ayer la selección era una maravilla. Arte, imaginación, talento. Y como yo, la inmensa mayoría de los sabios en fútbol (críticos, entrenadores, jugadores de tomo y lomo).
Desde ayer ya no es así. Pesimismo. La raza hispana, mi querida raza, es así. O todo azul o todo grisón. El fútbol, de siempre, conviene recordarlo una vez, ha sido versátil, raro, puñetero, cabroncete.
-Sobre todo cabroncete.
Don Santiago Bernabéu lo decía así:
-Hay dos cosas cabronas en la vida: el hombre y el fútbol.
Lo que sí da rabia es que, de haber ganado –o empatado- a Croacia, el camino hacia la final hubiera sido más plácido. Ya no. De entrada, le espera a España la grumosa y áspera Italia. El fútbol de Italia es feo y aburrido.
-Pero duro. Y ahí está, dando guerra.
Cierto. Del Bosque, en la rueda de Prensa posterior al partido, no ha culpado a nadie. No es juez Del Bosque. Al contrario: su política, juzgando, es benévolamente disculpadora.
- ¿El penalti fallado por Sergio? – contesta -. Él tenía confianza en sí mismo.
No condena tampoco a De Gea:
-El primer gol se lo hicieron a muy corta distancia, lo fusilaron. El segundo fue producto de un contraataque.
Sentencia, esperanzado:
-Nos hemos llevado un disgusto, pero no estamos eliminados.
Lo del refrán: al mal tiempo, buena cara. Y es que es verdad: España no está eliminada.
-Italia es rocosa, pero también, en años, la selección más “vieja” de la competición –me recuerdan.
Lo que yo creo (una cosa es creer, otra es opinar) es que, a pesar de los pesares, no hay que dejarse abatir por el pesar del tropezón con Croacia.
-Ha perdido con nosotros, pero es el equipo que hace el fútbol más bonito del torneo –ensalza, con elegancia, el croata y jugador del Barcelona, Rakitic.
Ahora no creo, ahora opino. Lo que sí noto que le falta al fútbol de España son dos cosas: más velocidad (demasiado laxo el juego de circulación) y más decisión a la hora de tirar a gol. Hay que espesar, también, dicho sea al paso, el trabado defensivo, bastante poroso a los contraataques veloces.