Flor y antifonario
Sbado, 3 Diciembre 2016Está en la condición humana, se crea o no, allá los que no creen, que el ser humano es él y su flor.
-¿Qué flor!
-La de la suerte, que es un capullo que les nace en el antifonario a algunos.
El otro día, en un periódico de la ciudad condal, a la que amo soberanamente –nací en ella- a pesar de la carcoma independentista de los Rufianes de ahora, que no sino los nefastos herederos del no menos nefasto señor Mas, se citó la flor de Zidane. Alertaba: “Ojo con su flor en el culo”. Eso, ojo. En el minuto 89, la flor de Zidane abandonó su habitual trasero y se posó en la testa de Sergio Ramos y éste, otra vez, hizo gol para la historia –la suya y la del Real Madrid- al empatar un partido que parecía clausurado con el gol de Suárez.
-Hasta el rabo todo es toro, hasta el final todo es partido.
Hay quien se expresas así, sabiamente.
-Zidane estará aquí eternamente –decía hace unos días Florentino Pérez.
La gloria en vida es nacer con una flor como la del galo en ese sitio o en el AD, que tanto monta.
-Y que la riegue todas las noches, poquito, para que no se pudra.
Luego si fútbol es fútbol, también flor es flor.
-Cabreo monumental en Barcelona –me telefonea mi primo barcelonés.
Este primo mío es, como yo, un español desde los pies hasta el colodrillo. O sea: un español como el dios catalán del sentido común manda.
-¿Es que hay un dios catalán del sentido común?
-Sí, claro Lo que pasa es que los heterodoxos del separatismo, por heterodoxos, no se enteran de nada. Allá ellos. Sólo creen en su herejía separatista. A ver si los ilumina el dios del sentido común o Nuestra Señora de Monserrat.
El partido, claro, no fue bonito. Duro y turbio de ideas al principio. La emoción, en esta clase de partidos, sustituye frecuentemente a la calidad. Cuando salió Iniesta, tan venerable en mi admiración, el Barça agrisó al Real Madrid; y Neymar, qué mala suerte, qué poca flor, malogró dos espléndidos pases de gol de manchego.
-¡Esto ya no se gana! – me cuenta mi primo que gritó entonces en el estadio, a su lado, un culé.
Acertó el desesperado culé.
Hace bien Florentino en no perder la fe en Zidane.
-Lo malo de las flores es que se amustian.
-No sea usted agorero.
Messi, por cierto, esta vez, estuvo sin apenas estar. Y a Cristiano, por cierto, no se le notó demasiado el embrollo “evasor” que tiene con Hacienda.
-Cuando le vea, se lo diré –me dice un amigo suyo-. Le diré que al César lo que es del Cesar, a Dios lo que es de Dios y a Montoro lo que es del Fisco.
Ah. El partido fue visto por 185 de los 194 países que hay en el planeta Tierra, gracias a la televisión. Otro ah: Zidane, invicto todavía.