Abuelos
Lunes, 19 Noviembre 2012La tragedia de la vejez no es ser viejo, sino haber sido jóven. “Qué joven le veo, don Miguel!”, le aduló en la calle un “viejo” amigo”. “Así es -le contesto ufano don Miguel de Unamuno-. Como muchos tomates”.
Dos “abuelos” han vivido este último domingo día glorioso. En golf, Miguel Angel Jimenez, 48 años, ganando el Abierto de Hong Kong. En tenis, Stepanek, 33 años, ganando al español Nicolás Almagro.
- Yo no puedo presumir de viejo porque, como se ve, ni se me nota ni me lo noto -se jacta, con razón, Miguel Angel-. La vejez es una actitud, y -recomienda- hay que beber vino de Rioja y enriquecer las comidas con aceite de oliva para ahuyentar la vejez.
Stepanek, por su parte, se jacta de haber hecho contra Nicolás Almagro “el partido de su vida”.
- Se me ve viejo, lo sé; y en el espejo -reconoce con sinceridad el checo- yo también me veo viejo, pero cojo la raqueta y me siento enseguida fuerte y jóven.
Nicolás Almagro, en efecto, ha decepcionado. Sobre el papel, era el vencedor. Chasco y sorpresa. Stepanek, al que se suponía machacado físicamente, se cepilló sin embargo, sorprendentemente, al “jóven” Almagro. Esta vez la vejez sí ha sido un grado más. Almagro cometió muchos errores: uno, por falta de concentración; otro por falta de fe en sí mismo y otro, por despistado e “insolvente”.
-No se ha enteraba de nada -me comenta un ex gran tenista.
Suscribo la opinión. La solvencia la da la experiencia, la arrugada corteza de la experiencia. Demasiado partido y demasiada responsabilidad tal vez para el jóven Almagro. Valer vale, ni se discute, pero está sin “cuajar” todavía. Más como es murciano y Murcia produce los mejores tomates del mundo, es de esperar que en día no lejano el “jóven” Almagro sea al tenis lo que al mundo de la filosofía y la literatura fue el admirable y admirado y gruñón don Miguel de Unamuno.