No a la tragedia
Lunes, 1 Julio 2013El morbo de la tragedia. ¿Por qué deleita la tragedia? La tragedia es dolor, y el dolor, para algunos, es placer.
-¡Gozo cada vez que el Barça golea al Real Madrid!
¿Cuántas veces hemos oído y leído eso?
A toro pasado, que se dice, qué bien se ven las cosas. El fútbol es, ciertamente, un juego de aciertos y de errores. “Humano, ser que fallas, ser que me desesperas”. Ayer, la España de Del Bosque, oro y laurel; hoy, la España de Del Bosque, plomo y paja Ni lo uno ni lo otro. Se ha perdido en Maracaná por 3-0. Leñazo. ¿Es por eso, ya, la selección del “juego bonito”, tan admirada hasta anteayer, selección de desdecho? No. Leo: “Hágase la voluntad de Brasil”. La voluntad de Brasil era, de poder, y ha podido, herir el prestigio de España. Para Scolari,en Río, en Maracaná, en su ambiente amarillo y verde, ganar a España, a la selección que teje el fútbol más fino del mundo, era poco menos que vital.
-¡Vamos a volver a ser el Brasil de antes! -clama ya Scolari.
Se le ha olvidado ya a Scolari -lógico por lo demás, porque el fútbol es así- que horas antes del 3-0, la España de los “bajitos” le intimidaba tanto como tanto intimida a Rajoy la señora Metrkel.
Tragedia, maracanazo, dolor. Y mala suerte. En boxeo, el que pega primero, pega dos veces. Casi como en el fútbol. Huyo de propósito del tanatorial ambiente en torno al 3-O. El resultado es, si se quiere, escocedor. Pero España, en fútbol, tiene estilo. “El estilo España”. Lo que ocurre, y aquí el hielo de mi crítica u observación -más bien observación- sobre el trallazo del 3-0:
a) El ser o no ser del fútbol de la selección de Del Bosque lo condicionan la posesión del balón, el dominio de los espacios y la velocidad: hubo poco de todo eso en Maracaná;
b) La suerte,como dice Woody Allen, existe,y no hubo suerte: en nada;
c) La presión es el asfixiador ”gas” contra ”el jogo bonito” de los españoles,y a veces da resultado;
d) Fuerza física: he aquí la otras arma para mellar el “efecto letal” del “jogo bonito” de España.
No, no veo medio vacía la botella. La veo, todavía, medio llena. Hay, sencillamente, que meditar y corregir. Lo que pasa es que a los españoles, al menor tropiezo, nos encanta la música y el llanto del dolor.