Actores politiqueros
Se han puesto de moda los actores politiqueros, para colmo entrometidos en lo que no les incumbe, porque si les importara de verdad no habrÃan dedicado la mayor parte de sus vidas a ser actores y a repletarse los bolsillos con el dinero que viene de lo que tanto denigran en general los dictadores que ellos aúpan, del arte.
Me refiero directamente a actores como Benicio del Toro, Sean Penn, entre otros. Benicio del Toro desde que interpretó al Ché se ha nombrado él mismo embajador de las causas justas, como si el Ché lo hubiera sido. Peor asesino ¿habrá que inventarlo? No, ya existe, se llamó el Ché. Pero Benicio sigue dándole la vuelta al mundo con la muela de que el Ché era el gran justiciero de la tierra. Pero, ¿de dónde le sale este carisma polÃtico a este actor hollywoodense, uno de los mejores pagados de la industria, y con un Oscar a sus espaldas? De la nada, le sale de una simple experiencia, mal habida, por demás, mal diseñada, de un director que hizo una pelÃcula mala, mentirosa, y costosa, seguramente. ¿Cuánto se embolsilló del Toro por esta pelÃcula? Nadie se lo ha preguntado, ¿a cuántos niños hambrientos les ofreció la paga de lo que ganó?, tampoco él lo ha dicho, porque seguramente no ha matado el hambre de ningún inocente.
El último que se adhiere a esta moda, aunque lleva tiempo baboseándose con Hugo Chávez, es Sean Penn. Estos actores, lo repito, cuando no les da por la cientologÃa, les da por cualquier otro tipo de sectas, las de las dictaduras de izquierda, por ejemplo.
Pues bien, Sean Penn, olvidándose del rol que jugó junto a Susan Sarandon como condenado a muerte, apoya desde hace rato a la dictadura cubana, una dictadura que durante cincuenta años no ha dejado de fusilar y de desaparecer a luchadores por la libertad, una dictadura que tiene presos polÃticos hasta por los codos, y que desde hace cinco años ha llenado con poetas, bibliotecarios independientes, y con el médico negro Oscar ElÃas Biscet, las cárceles de castigo, las celdas tapiadas.
Sean Penn juega el papel ahora de intermediario entre Raúl Castro y el presidente Obama; bueno, pero, ¿quién es Sean Penn? ¿Es alguien recomendable para semejante acción? ¿Se lo ha pedido el pueblo cubano? ¿Ha contado con los opositores, con los disidentes, con los exiliados, y con el pueblo cubano? Para nada.
Este señor se está poniendo viejo, como hombre y como actor, y andará buscando otro nuevo hueco bajo el sol, con una fortuna con la que ni siquiera hemos podido verle peinado y vestido decentemente, con una cara de clochard que no la brinca un chivo.
Señor Sean Penn, dedÃquese a lo que mejor sabe, a actuar, y no a payasear; como dijo un comentarista en el blog Penúltimos DÃas: “Yanqui, go home!”
26 Noviembre 2008 a 19:40
[…] por favor, en Zoé en el metro, de EcoDiario de El […]
26 Noviembre 2008 a 20:02
Todo muy bonito, pero al igual que usted el también opina. ¿Qué a usted no le gusta? bueno. Muchas veces tampoco gusta lo que usted opina.
La vida es asà un ir y venir de opiniones.
27 Noviembre 2008 a 0:03
Bien dicho Zoe, palabra por palabra. Lo primero que tiene que hacer Sean Penn es ir rehabilitarse del alcoholismo. Para que entonces, con la mente clara, vea al monstruo que defiende. Estos Hollywood-tontos apoyan al peor de todos los tiranos. Una verguenza.
27 Noviembre 2008 a 15:01
Señor David Moreno, yo no estoy hablando que no se puedan dar opiniones, claro que la vida es un ir y venir de respuestas, preguntas, experiencias, opiniones. Yo jamás he ido por la vida de intermediaria entre gobiernos, no estoy capacitada para ello, como creo que tampoco lo está este señor que puede dar las opiniones que quiera, pero que no tiene ninguna preparación intelectual ni polÃtica para mediar en un conflicto que dura cincuenta años, una dictadura reacia de un lado a negociar, y el gobierno americano. Sea más coherente con su comentario.