Lavado de cerebro, lavado de estómago
Jueves, 30 Abril 2009Ayer puse los canales Free de televisión, son más baratos que Numericable, y dejé a estos para irme con los otros, oh, bendita elección del capitalismo, me dije. Sin embargo, Free trae incluÃdo el canal Telesur, invención de esa cabeza “portentosa” que es la de Hugo Chávez. Estuve viendo casi toda la noche Telesur, pura bazofia comunista. Todos actos polÃticos, información dirigida, al final siempre le tiran a los yanquis, que por supuesto, viven en el peor paÃs del mundo.
¿Cuál es el mejor paÃs del mundo para Telesur? Por supuesto, Cuba, y muy de segundón, Venezuela. A salto de patio vi una cosa sobre Casa de Américas, la institución cultural castrista desde donde han salido premiados valiosos escritores, otros inventados, y unas cuantas guerrillas organizadas. Se acordarán del Premio Sahara de poesÃa, siempre queda desierto.
Allà se habÃa congregado un burujón de viejos en honor de Roberto Fernández Retamar, intelectual cubano, que la última vez que lo vi andaba con las patas de los espejuelos pegadas con un trozo de esparadrapo en el mismo centro de la nariz, con la libreta de racionamiento sobresaliéndole del bolsillo de la guayabera, y compraba -junto conmingo- unas Mc Castro del mercado negro, en la misma puerta de la Óptica donde nos habÃan negado el derecho a arreglarnos las gafas (como se dice en España) ya que todo era en dólares y para extranjeros. El vendedor ambulante que nos vendÃa las sospechosas Mc Castro (una versión isleña de los Mc Donalds), nos abrió las tapas del pan para mostrarnos que era carne de verdad, y no frazada de piso, ni carne de rata, de ni de caguama, en el mejor de los casos. Era carne de verdad, igual de alguna morgue cercana, porque parecÃa un tumor estirpado, estaba prieta, verdosa por los lados, y coagulada en un cuajarón de grasa rancia. Pero eso fue en los aciagos años noventa. Compramos y comimos gustosos las Mac Castros y nos despedimos. Nunca más volvà a ver a Fernández Retamar, menos mal.
Ahora es un anciano enclenque, viva estampa de un Quijote hambreado. Detrás de él los antiguos jóvenes escritores cubanos mostraban sus risas desdentadas, peinan canas o les brilla el intelecto cual bola de billar. El más joven era Miguel Barnet, le seguÃa Eusebio Leal, siempre con ese verbo encendido.
La retahila de ancianos en Casa de Américas me dio la medida de que la juventud de ese paÃs se encuentra en otra parte, en el exilio o dentro, pero en ruptura total con el sistema. Hablo de los que valen, no de los que se venden por viajes. Viajar no es malo, yo lo hice. Lo peor es cuando te lo pagan ellos, y además te sientes en deuda, entonces sin que nadie te lo pregunte, empiezas a echar pestes de los colegas exiliados. Eso es lo cabrón.
Bien, apagué Telesur convencida de que la televisión del Mico Mandante es una réplica de la televisión castrista, puro lavado de cerebro. Entonces me levanté directo a hacerme un lavado de estómago. En estos casos, es lo más recomendado.