Terroristas millonarios que se aburren
Martes, 29 Diciembre 2009Pasado Copenhague, ahora debemos dedicarnos a estos pichones de millonarios que -siendo hijitos de papá-, pues, miren ustedes, se aburren. SÃ, como mismo leyeron, los invade la abulia y entonces, se meten en escuelas caras, y luego a musulmanear un buen rato, y a aprender a poner bombas para troncharle la vida a unos cuántos comemierdas como nosotros: que somos pobres, ateos, y amantes de la vida.
Es curioso que los ecologistas que tanto aman la vida, la tierra, la naturaleza, hasta ahora no hayan despotricado contra estos seres malsanos que se han puesto a la moda. La moda, ¡ah, la moda! El mundo prosigue su curso vital, ¿o letal?, entre terroristas pudientes y blogueros también pudientes que se hacen pasar por indigentes. La moda es la mentira, la moda es la violencia, la moda es la careta, la moda es la decadencia de los valores humanos, los más importantes: el respeto y el amor a la vida, al arte, la democracia, los deberes y derechos del individuo en sociedad. La moda es armar el show, cueste lo que cueste.
La moda es contemplar cómo asesina en Irán y en China, y hallarlo normal, nadie protesta por esto. Yo no, no estoy de acuerdo, lo digo alto, y apasionadamente, porque soy una apasionada de la vida, de los derechos humanos, de lo que realmente hace de este planeta un lugar civilizado, pacÃfico, convivial.
Pero ahora, fÃjense ustedes, los ricos y los hijos de esos paÃses que se dicen pobres y que son más ricos que la bolita del mundo mundial, van por la vida de terroristas, porque se aburren, y es todo como muy chic, muy light, muy zéro. Es la moda del zéro. Y la caca hace burbujas como una Coca-Cola en el paladar.
Empezaremos un nuevo año soportando una de las mayores crisis de la historia, mientras los millonarios y los hijos de los millonarios, se acongojan de aburrimiento de tan millonarios que son, y deciden -asà como asÃ, de ir de terroristas como quien va por albóndigas-, y concuerdan con acabar masivamente con los pobres, que somos nosotros, quienes además somos tan energúmenos, que somos capaces hasta de perdonarlos.
Yo no, lo subrayo, no estoy de acuerdo. Soy un ser sumamente inferior desbordada de defectos, no tengo tiempo para aburrirme ni para acongojarme; eso es lo que hay, eso es lo que trajo el barco.