El aviso
Sábado, 9 Enero 2010No puedo negar que me desagradan los avisos, sobre todo, si son inusitados, cuando ocurren en sueños, porque es algo que no puedo controlar, que escapa a mis posibilidades de acción inmediata. Hace pocos dÃas soñé con mi madre, la veÃa sumamente hermosa, joven, vestida con su uniforme y delantal de trabajo, frente a una máquina de colar café en la antigua Cafetera Nacional. Busqué unas fotos de ella, en aquella época, y comprobé que de ese modo la habÃa visto en el sueño, sonriente, amable, con una ternura en la mirada que no consigo borrar del recuerdo.
Un dÃa antes morÃa en Cuba Gloria Amaya González, la madre de dos presos polÃticos, Ariel Sigler Amaya (muy enfermo, por cierto), y Guido Sigler Amaya. Gloria se llamaba también mi madre. ¿No es coincidencia, mi sueño y el fallecimiento de esta señora a la que yo tanto admiraba?
Yo no conocÃa personalmente a Gloria Amaya González, sólo la habÃa visto y escuchado en videos, reclamando la libertad de sus hijos, pidiendo ayuda al mundo; el mundo no la escuchó. No sólo perteneció a un movimiento disidente: Opción Alternativa, además fue una de las más corajudas Damas de Blanco, que desde la Primavera Negra del 2003, denunció sin descanso, los desmanes del castrismo y el encarcelamiento injusto de periodistas, poetas, y bibliotecarios independientes, asà como disidentes, en ese mismo año, en el que Castro se aprovechó de que el mundo se hallaba ocupado con la guerra en Irak para descargar una vez más su odio contra los demócratas cubanos.
Hoy siento un enorme pesar, y una vez más deploro no haber podido entender el aviso, que no es la primera vez que acontece, acerca de una desgracia, una muerte, un futuro inevitable.
Comparto hoy con todos los amantes de la libertad, con los hijos de Gloria, y con sus amigos, asà como con las Damas de Blanco, una aguda tristeza. Los remito a leer el homenaje de Tania Quintero en Cuba Puntos de Vista.