Jorge Semprún en la memoria
Miércoles, 8 Junio 2011La primera vez que oi hablar de él fue a través de un castrista, en Cuba, que decÃa que Semprún los habÃa traicionado, que habÃa traicionado a la revolución de Castro. Me reÃ. Por dentro, claro está. Que fuera Ministro de Cultura de Felipe González cayó muy mal en La Habana, dado que a través de los ministerios de Cultura a Cuba le entra ayuda (alimento para los castristas, por supuesto) por un tubo y siete llaves.
Lo leà en cuanto llegué a Francia, busqué sus libros en la LibrerÃa Española de la rue de Seine. Es una escritura salvada desde el olvido por el olvido. Cuando se ha vivido el horror lo primero es querer olvidar el horror, luego, de ese mismo olvido emerge la memoria. El mismo Semprún lo explicaba muy bien.
Coincidimos en varias actividades literarias y polÃticas en ParÃs. Era un hombre bastante callado, exquisito al hablar, y tajante en cuanto al castrismo. Participó en cuanto pudo por la libertad de los presos polÃticos en Cuba, desde aquella época del Hotel Lutétia junto a Yves Montand y otras personalidades de la cultura francesa e internacional, que habÃan demandado y exigido durante años la liberación de estos presos, hasta los presos de la Primavera Negra del 2003. Con él y con otras personalidades reclamamos su libertad en el Teatro Rond Point de ParÃs, y viajamos juntos a Estraburgo para hacerlo también.
En Estrasburgo tuve la suerte de pasear de noche junto a él por la hermosa Plaza y por los alrededores de la Catedral, hablamos de dictaduras, de polÃtica, pero sobre todo de literatura, y de los artÃculos que tanto apreciaba yo de su hermano Carlos Semprún Maura.
Cenamos en varias ocasiones en la casa del matrimonio Dominique y Marie-Laure de Villepin. Nunca evitó el tema de Cuba, y siempre de parte de nosotros, de los demócratas cubanos, de los perseguidos polÃticos.
Que descanse en paz un hombre justo.
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