Solos y perdidos
Jueves, 18 Diciembre 2008Cuando veo a los mandatarios de los países latinoamericanos, y a otros, abrazar, aupar, y pedir con sus palabras y con sus gestos la legitimización del gobierno de Castro II me digo que los cubanos estamos cada vez más solos y perdidos. Paradójicamente no me siento excesivamente triste, me siento con un élan vital para seguir demostrando cuán equivocados están estos señores. Y por suerte, en ese impulso, no estoy demasiado sola, porque muchos me acompañan en el empeño de seguir deseando mostrar la verdad de lo que significa para Cuba, pero no sólo para Cuba, lo que significaría para cualquier país, una dictadura que cumplirá en los próximos días 50 años.
No voy a lloriquear, no es mi estilo, pero tampoco esta vez me voy a airar, porque, qué se puede hacer cuando los periódicos que tradicionalmente han estado del lado de las víctimas de las dictaduras, en lugar de escuchar a las personas que han sufrido, dedican sus esfuerzos y sus páginas a alentar y a inventar talentos florecidos bajo la sombra de esa misma dictadura sin condenarla, todo lo contrario. No es alentador, pero espero algún día que estos diarios rectifiquen, y que no sea demasiado tarde. Demasiado tarde puede ser una invasión a esa pequeña isla, como ocurrió con Irak, pero recuerden, ¿quiénes escuchaban a las victimas de Sadam Hussein cuando éstas pedía auxilio, qué periódico de izquierdas les hizo caso? Ninguno, que yo recuerde. La realidad es ésa, no hay otra, la soledad, el aislamiento. Y hemos vivido las consecuencias doblemente: los horrendos estragos del dictador iraquí más la guerra posterior en ese país, llevada, no sólo por los norteamericanos, por varios países que la sostuvieron.
Cientos, miles de voces cubanas se han levantado para pedir justicia, compasión, apoyo, reconocimiento del sufrimiento, se han escrito cientos, miles de libros que cuentan la verdad de lo que ha ocurrido en Cuba, se han hecho películas, se ha batallado dentro y fuera de Cuba. Y no nos oyen, no quierne oirnos. Es más, tengo la impresión que cansamos, que fatigamos a los demás con la candanga. Y de eso se aprovechan los oportunistas. Por ejemplo la estúpida que ha dicho ayer en un periódico que ellos se fueron huyendo de sus padres y no de los Castros, ella se habrá ido huyendo de sus padres, pero ninguno de nosotros se fue huyendo de los suyos. Nuestros padres estuvieron presos en las cárceles castristas y murieron luego en el exilio. Tengo a un hermano preso ahora mismo en Cuba, y ni siquiera puedo decir su nombre, para que no lo liguen conmigo. Tiene una niña, y no puedo hacer nada. Y esta escritora estúpida, mediocre, irresponsable suelta tales perlas que darían vergüenza a cualquiera persona normal, como mínimo. Imaginen por un momento que una escritora chilena dijera lo mismo de la época del pinochetismo, ¿qué periódico se lo publicaría?
No sólo tenemos que luchar contra el castrismo, además tenemos que luchar contra este tipo de gentuza, y contra sus agentes, y la vileza de este mundo, irresponsable, estúpido, que se prepara a aceptar, entre otras cosas, a las dictaduras, el terrorismo, los gobiernos populistas, como el futuro “normal”, el que le quieren dar a sus hijos.
En eso, les aseguro, no estaremos solitarios los cubanos. Prepárense, que lo que viene no es fácil.