29 rue d’Astorg
Martes, 6 Septiembre 2011Mi querida amiga Laure de Graumont me invitó a almorzar a su casa, ella vive en el 6 rue d’Astorg, y Dora Maar, la célebre artista surrealista, que fue amante de Picasso, vivió en el 29, rue d’Astorg. No sólo vivió allÃ, además hizo de ese lugar una de sus mejores y más misteriosas fotos surrealistas.
Laure y yo hablamos de Dora Maar, de Remedios Varo, otra pintora surrealista, y de Lydia Cabrera, la escritora y antropóloga cubana que también vivió un tiempo en ParÃs. A Laure la conocà en La Habana en 1993, ella habÃa ido a hacer un reportaje para Vogue, y vino a mi casa, enviada por otro periodista frncés amigo, a entrevistarme. Yo estaba embarazada, y recién habÃa terminado de escribir mi segunda novela. Desde entonces nos hicimos amigas. Jamás olvidaré su apoyo.
Pues hoy almorzamos juntas, y, como siempre pasé un momento muy hermoso; también se encontraba una tÃa suya que acaba de enviudar. Hablamos de la muerte, del cáncer, de la enfermedad, y también de la economÃa, del mundo de hoy en relación al arte, y terminamos, como de costumbre, contándonos nuestros nuevos proyectos.
Al final, salà y caminé hacia el 29, rue d’Astorg, donde ahora hay unas oficinas, y nada más que recuerde a Dora Maar. El ParÃs de hoy se llena de oficinas. La gente se va a vivir a los suburbios o al campo. Es la razón por la que por las noches, las mayorÃa de las arterias más importantes de la ciudad permanecen a oscuras, y se nota poca o ninguna vida en las ventanas de los inmuebles.
Mientras conversaba con Laure, antes de pasearme a lo largo de su calle para buscar el número veintinueve, le dije que tal vez Dora y sus amigas, en aquella época, tuvieron parecidas inquietudes que nosotros, en relación al futuro del arte, y ya vimos que nada se perdió. Esperemos que tampoco nada de lo que acontece en la actualidad nos conduzca al fin de la creación. “Asà será”, respondió ella.