Un estudio de la Universidad de Tufts (Estados Unidos) ha revelado que las jóvenes de 14 a 18 años que intentan perder o ganar peso sin necesidad son más propensas a haber probado el alcohol e incluso beber más que aquellas que no tienen una percepción errónea de su imagen corporal.
Así se desprende de los resultados de un estudio que la revista Journal of Studies on Alcohol and Drugs publicará en su próximo número, que vincula el consumo de alcohol en la adolescencia con el peso y la imagen corporal, sobre todo cuando la percepción de ambos factores está distorsionada.
"La percepción negativa de uno mismo puede llevar a actitudes negativas", según ha reconocido Margie Skeer, investigadora principal del estudio y profesora asistente de Salud pública en la Facultad de Medicina de Tufts, lo que podría servir para prevenir muchos comportamientos de riesgo antes de que se produzcan.
El estudio llega en un momento en que su consumo es cada vez mayor entre los jóvenes, e incluyó datos de una encuesta realizada en 2013 e la que participaron un total de 6.579 mujeres de 14 a 18 años, de las que un 37,5% tenían una imagen distorsionada de su imagen o su peso.
A nivel general, el 67,7% de las niñas había bebido al menos una vez en su vida y el 17,8% admitió haber consumido de forma abusiva en el último mes. Pero al centrarse sólo en las menores con una percepción errónea de su peso, vieron que las probabilidades de haber probado el alcohol eran 1,2 veces mayor.
Algunos factores que aumentaron las probabilidades de un mayor consumo fueron la edad o el curso escolar (las de décimo a undécimo curso beben más que las de cursos anteriores); la etnia (las latinas bebían más que los de raza blanca); ser sexualmente activos o el consumo de tabaco.
Además, los investigadores comprobaron que las menores con una percepción errónea de su imagen también eran 1,22 veces más propensas a beber en forma de atracón, más de cinco bebidas en poco tiempo.