A nivel mundial, el aumento del consumo de frutas y verduras podría salvar millones de años perdidos por discapacidad y muerte prematura por enfermedades del corazón, según concluye un estudio que se presenta en las Sesiones Científicas 2017 sobre Epidemiología y Prevención/Estilo de Vida y Salud Cardiometabólica, organizadas por la Asociación Americana del Corazón.
Los investigadores, de la Universidad de Washington, Estados Unidos, utilizaron encuestas nutricionales y sobre gastos de consumo, así como datos de estudios previos sobre el impacto del bajo consumo de frutas y hortalizas en el riesgo de enfermedad cardiaca para calcular el número de años de vida ajustados por discapacidad (DALY, por sus siglas en inglés) -años de salud perdidos por discapacidad o muerte vinculadas a enfermedades cardiacas- para 195 países.
En general, encontraron que, en 2015, la baja ingesta de frutas representó 57,3 millones de DALY y el bajo consumo de hortalizas supuso 44,6 millones de DALY. La carga de enfermedades cardiacas atribuida a la ingesta limitada de frutas fue menor en Ruanda (5,1%) y más alta en Bangladesh (23,2%) y la atribuida a la ingesta limitada de vegetales fue menor en Corea del Norte (5,9%) y más alta en Mongolia (19,4%).
Los países con el nivel más alto de desarrollo socioeconómico tuvieron la carga de enfermedades cardiacas más baja atribuida al bajo consumo de frutas y hortalizas. Los investigadores concluyen que las intervenciones centradas en la población para aumentar el consumo de frutas y verduras podrían conducir a millones de años más de vida saludable en todo el mundo.