Hacia 2030 está previsto que se envíen las primeras misiones tripuladas a Marte, uno de los problemas más mundanos a los que se enfrenta la NASA es la de alimentar a esos tripulantes y se trabaja en métodos de cultivo para abastecer a los primeros humanos en el planeta rojo.
Enviar 100 gramos de comida supone 8.000 euros de coste que se reduce significamente si lo que se envían son esquejes para cultivar los alimentos directamente sobre la superficie marciana. Una de las ideas es enviar una variedad concreta de patata, la Tana, que podría crecer en Marte y que en estos días protagoniza en Zaragoza el primer concurso de cocina marciana, una manera de acercar la ciencia al público general a través de la gastronomía.
La patata que viajará a Marte es de la variedad Tacna, muy conocida en China pero poco utilizada en occidente. Este tubérculo se ha seleccionado tras estudiar más de 5.000 variedades, hasta que los científicos del Centro Internacional de la Papa (CIP), en Perú, y la NASA encontraron una especie que ha demostrado ser capaz de crecer en una cápsula, diseñada por ITEC en Perú, que recrea las condiciones geológicas y atmosféricas de Marte. El suelo y clima del planeta rojo tiene condiciones extremas de temperatura y salinidad que la patata Tacna ha demostrado poder soportar.
En un principio, se investigaba una manera de solucionar el hambre en el mundo mediante una patata capaz de desarrollarse en condiciones extremas, climas desérticos como el de Atacama. Sin embargo, como ocurre otras veces han hallado una solución también aplicable a la carrera espacial.
Así se gesta la solución a un problema de otro planeta y se da a conocer con el primer concurso de cocina marciana que alberga Zaragoza desde primeros de enero y que ya ha entrado en su fase final. 'La Patata Marciana' nace para "acercar la ciencia al público común y qué mejor forma de hacerlo que a través de la gastronomía", señala al Heraldo Carlos Acirón Sánchez, presidente de la Fundación Albireo, una de las organizadoras del evento.
El concurso lleva en marcha desde mediados de diciembre y ha llegado a su última fase, el 25 de febrero se celebrará la fina, con recetas donde prima la originalidad y es obligatorio utilizar el tubérculo que la NASA enviará para cultivar en Marte. Además de emplear la 'patata marciana' se premiará el consumo modera de energía y que generé el menor residuo posible –ambas cuestiones son también problemáticas si se cocina a 50 millones de kilómetros de La Tierra-. La valoración del jurado, compuesto por profesionales de la cocina y de expertos científicos dará mayor peso a criterios gastronómicos pero sin olvidar la parte científica de la 'misión' culinaria que tendrá peso del 35% de la nota. "Cocinar patatas es fácil, pero hacerlo con unos criterios técnicos exigentes y sin tener grandes conocimientos científicos es difícil", apunta el presidente de la Fundación.
Entre las recetas finalistas, encontramos planos como 'Un, dos, tres, Marte', elaborada a base de algas liofilizadas y chorizo deshidratado sobre una base de puré de patata, o recetas con nombres curiosos como 'Huevo en Marte' o recetas tradicionales como papas en chupe colombianas, las causas peruanas o las patatas de feria.
El concurso internacional 'La Patata Marciana' ha sido organizado por el Centro de Astrobiología y la Fundación Albireo Cultura Científica en colaboración con el Centro Internacional de la Papa y la Universidad de Ingeniería y Tecnología de Perú, y cuenta con la colaboración de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades