
Alfredo Landa, que ha muerto este jueves, creó el landismo. Este subgénero de la comedia, que nació en torno a la figura del actor y que fue muy mal recibido por la crítica, se prolongó a lo largo de los años setenta coincidiendo con los últimos coletazos del Franquismo y la explosión del turismo internacional en España.
Con el paso del tiempo, y bajo la dirección de cineastas como Pedro Lazaga y Fernando Merino, el 'landismo' se convirtió en fiel reflejo de su época a través de personajes reprimidos que encarnaban las frustraciones nacionales y generacionales de los españoles.
A pesar de su mala prensa, el actor nunca renegó del 'landismo' y siempre se sintió orgulloso de prestar su apellido al subgénero. "Yo no creé esa palabra, pero estoy agradecidísimo al tío que la creó. El 'landismo' ha marcado y, aunque muchos se han referido a él peyorativamente, hoy se habla de él como un fenómeno de la sociedad", afirmó.
De esta etapa destacan cintas como Cateto a babor, No desearás al vecino del quinto (Ramón Fernández, 1970) o Vente a Alemania, Pepe (Pedro Lazaga, 1971), donde compartió protagonismo con otros referentes del 'landismo' como Florinda Chico o José Sacristán.
El landismo, compuesto por más de una treintena de comedias también llamadas "españoladas", con un personaje protagonista habitualmente machista y reprimido.
Landa, franco en sus declaraciones, no dudó en reconocer que muchas de esas cintas eran horrorosas, pero también guardaba un cariño especial a algunas.
"Recuerdo una película maravillosa porque era graciosa, tierna, humana y hacía demostración de cierto carácter, que era 'Vente a Alemania, Pepe'", dijo Landa en una entrevista en Libertad Digital en diciembre de 2008.