Cine

Don Mancini: Los cineastas de terror a veces nos miran por encima del hombro

Madrid, 26 oct (EFE).- Hace 30 años que Don Mancini creó a Chucky, el muñeco diabólico, y desde entonces es el principal artífice de una de las grandes sagas del cine de terror, género con un gran poder para "crear metáforas interesantes" pero a cuyos creadores, lamenta el cineasta, a veces miran "por encima del hombro" en Hollywood.

En una entrevista con Efe, Mancini admite sentirse "muy afortunado" por haber podido dedicar su carrera a un personaje "muy bien acogido por el público" y que hoy, tras haber protagonizado siete películas (todas escritas por Mancini, que también ha dirigido las tres últimas), "todavía le gusta a la gente".

Durante este tiempo, el realizador ha visto al cine de terror pasar "por muchas fases diferentes" y combatir con el sambenito de no ser "tan importante como otras películas", pero cree que recientemente, con el éxito de títulos como 'Déjame salir' o 'Hereditary', "ha habido una aceptación" del género.

Mancini (Richmond, EEUU, 1963), que esta semana ha sido homenajeado en el festival Nocturna de Madrid, insiste en que "parte de la labor de un escritor de terror" consiste en aludir a cuestiones con alcance universal, como "el envejecimiento", "la enfermedad" o el miedo que produce "la tecnología".

"Como norteamericano", eso sí, el cineasta opina que "en EEUU lo más terrorífico que hay ahora mismo es Donald Trump y el autoritarismo y la represión que representa".

El propio Chucky nació como una representación figurada; con 'Muñeco diabólico', el debut de la saga, Mancini, por entonces un joven recién salido de la universidad, pretendía "hacer una sátira negra sobre cómo la publicidad afecta a los niños".

La idea de un muñeco con vida propia, explorada previamente en series como 'En los límites de la realidad' o 'Los Enigmas de Karen', sedujo al guionista, que tras ver 'Gremlins' en 1984 se convenció de que las posibilidades técnicas del momento estaban a la altura de lo que había concebido.

"Todos tenemos una respuesta muy primaria a los muñecos (...) Nos atraen, pero al mismo tiempo nos repelen sutilmente (...) Porque los muñecos son distorsiones de la forma humana, tienen nuestro aspecto pero hay algo en ellos que está mal, que no funciona, lo que despierta nuestro interés y, a la vez, nuestro rechazo", explica Mancini.

En 'Muñeco diabólico', Chucky cobra vida cuando un asesino en serie moribundo traslada su alma al juguete mediante un ritual de vudú, pero Mancini tenía "un concepto original distinto", ya que en su guión primigenio, modificado por el director Tom Holland, Chucky era "una manifestación de la rabia inconsciente" de Andy, el niño que recibe el muñeco como regalo.

"Probablemente (...) querían que el guión fuera más simple, el mío era más bien un thriller psicológico, porque jugaba mucho más con el espectador y dejaba abierta durante más tiempo la duda de si Chucky estaba vivo o era el niño el que estaba loco", cuenta Mancini.

Según pasaron las secuelas, el protagonismo de Chucky fue en aumento, lo que permitió a Mancini "desarrollar su personalidad" y dotarle de un sentido del humor que, en opinión del creador, es lo que "hace singular" al célebre asesino de plástico.

?Siempre había imaginado a Chucky siendo, a su manera, gracioso, porque quería hacer un muñeco malhablado, que no sólo matara sino que encima dijera tacos; es algo horrible, pero también divertido y, en cierto modo, con encanto?, narra Mancini, que considera la "flexibilidad" de su personaje una de las claves de su longeva y global fama.

Los dos últimos largometrajes del cineasta ('La maldición de Chucky', 2013, y 'Cult of Chucky', 2017), lanzados directamente a Netflix, han recibido "las mejores críticas en la historia de la franquicia", y por eso le resulta molesto que MGM, dueña de los derechos de la primera película de la saga (las demás las produjo Universal), prepare ahora un 'remake' de 'Muñeco diabólico' sin contar con él.

"Va a hacernos competencia el personaje que yo he creado?, protesta el realizador, y añade: "No voy a desear que esa película tenga éxito, pero a la vez me pregunto: ¿y si no sale bien y eso acaba perjudicando mi trabajo? Es una situación muy extraña".

Comprende, en cualquier caso, el razonamiento de MGM, porque "los estudios son alérgicos al riesgo y prefieren hacer películas que ya tienen su propia marca", lo que explica la actual proliferación de franquicias cinematográficas tanto nuevas como resucitadas.

Mientras tanto, Mancini, que se confiesa fan de los españoles Pedro Almodóvar y Alejandro Amenábar, prepara una serie de televisión protagonizada por Chucky y asegura que será "feliz" mientras le "dejen hacer" nuevas entregas de su personaje, cuya historia de éxito cumple ya tres décadas.

?Muchos factores influyen en el éxito de una película: puede que se estrene en un mal día, que tenga mucha competencia, igual hay una tormenta de nieve? Cualquiera de estas cosas puede afectar al rendimiento, y si cualquiera de ellas hubiera ocurrido quizás no estaría aquí (...) Siento que soy muy, muy afortunado?, concluye.

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