Barcelona, 10 dic (EFE).- El director escocés John McPhail rompe los esquemas clásicos del cine de género con su última película, "Ana y el Apocalipsis", que combina el cine de zombies, los filmes de adolescentes de instituto y el musical en un pequeño pueblo inglés que ve perturbadas sus navidades por unos muertos vivientes .
Encabeza el reparto la joven actriz Ella Hunt en el papel de Ana; Mar Benton, Paul Kaye y un grupo de talento emergente que incluye a Malcolm Cumming, Ben Wiggins, Sarah Swire, Christopher Leveaux y Marli Siu.
Elogiada por la crítica y el público, cosechó un gran éxito en su estreno en el Fantastic Fest de Austin (EEUU) y posteriormente en el Festival de Cine de Sitges de 2017, donde ganó el premio del jurado a mejor película en la sección Midnight X-Treme.
La acción de "Ana y el Apocalipsis", que se estrena en España el próximo viernes, transcurre en la tranquila población de Little Haven, que se ve invadida por una horda de muertos vivientes que amenazan con chafar las fiestas navideñas.
John McPhail ha explicado en una entrevista con Efe que él se incorporó al proyecto después de que el director inicial, Ryan McHenry, muriera con 27 años a consecuencia de un cáncer.
"La historia parte de un cortometraje de 2010 de McHenry, 'Zombie Musical', que era una versión zombi de 'High School Musical' en la que el director imaginaba que los zombies se comían a Zac Efron, una cinta que ganó un premio Bafta".
Antes de morir, McHenry pidió a los productores y al guionista, Alan McDonald, que continuaran el proyecto y en 2015 se inició un castin para encontrar un nuevo director.
"Empezaron buscando directores de terror y de musical, pero no funcionaba y tras ver mi primera película, 'Where do we go from here?", una comedia romántica que pasa en un asilo de ancianos, decidieron contratarme", recuerda.
A su juicio, los otros directores que buscaron se basaban demasiado en el espectáculo, pero a McPhail se le da bien "sacar el corazón y la honestidad de los personajes".
Además, en el equipo de la película "no había nadie superfan del terror y yo, que soy un seguidor del género, puse todas las referencias, los homenajes y los momentos de película de terror".
El director escocés dejó también su huella en "la fisicalidad de los actores, que se comportan como adolescentes, y en el humor visual", que en muchas ocasiones, como el propio McPhail reconoce, recuerda el mismo tono de títulos como "Zombies Party", de Edgar Wright, con Simon Pegg y Nick Frost.
McPhail señala que para equilibrar los diferentes géneros de la película los estructuró en actos para que ninguno predominara sobre el otro.
"El primer acto es ligero, es una comedia adolescente que sirve para introducir a los personajes y sus problemas. Al principio del segundo acto llegan las primeras bromas de terror, como una forma de dar las gracias a los espectadores del género por haber esperado hasta aquí", relata el director.
El segundo acto transcurre por la comedia, el terror y el drama, y concluye con un final en el que la comedia empieza a disminuir para dar paso a un tercer acto en el que "el terror está ya muy presente".
En consonancia con lo que cantan reiteradamente los personajes, McPhail considera que "los finales de Hollywood no existen" y argumenta que su película tiene "una intencionalidad realista, aunque con el final quería dejar una brizna de esperanza y si tuviera que haber una moraleja, sería que si trabajas y sigues a la tuya, conseguirás salir adelante, pero nada será fácil".
McPhail ha sembrado la película de "bombas de terror" que van explotando en la pantalla, bombas en forma de homenajes a películas que el director admira, desde "Grease" en la parte de jóvenes y musical, hasta clásicos del género de terror como "Entre los muertos", "Demolition man", "La noche de los muertos vivientes", de George A. Romero; "La felicidad de los katakuri", de Takashi Miike; o la propia "Zombies Party".
Según el director escocés, "todas las películas de zombies tienen algún comentario sobre nuestra sociedad, sobre el futuro de la siguiente generación", algo que también está en "Ana y el Apocalipsis", que "habla de crecer, de dejar atrás el instituto y tener que afrontar las responsabilidades adultas, pero también de lidiar con el mundo que tus padres te han dejado".
En la actualidad, McPhail está leyendo muchos guiones, con el objetivo de que su siguiente película sea "mejor y más grande que ésta". Ha tenido reuniones en Hollywood para un par de proyectos de estudio, pero aún no ha encontrado nada, y en paralelo está preparando varias cosas con guionistas, pero todavía nada concreto.
A McPhail le es indiferente de qué género será su siguiente trabajo: "Me gustan todos los géneros, y lo único que pido es que los personajes sean tridimensionales, que no sean clichés y pueda trabajar con ellos", ha apuntado.