En la confusión de la crisis, un vector, un índice, ha pasado ciertamente desapercibido. Una señal que nos habría avanzado lo que iba a venir. Es el llamado 'índice de los rascacielos', creado en 1999 por Andrew Lawrence y desarrollado ampliamente en 2005 por Mark Thornton.
Ni uno ni otro son meros visionarios. Ambos son economistas de sólida trayectoria, vinculados a la tradición austriaca, liberales frente a frente al modelo keynessiano.
Los soberbios lo pagarán
Pues bien: Lawrence y Thornton establecieron que las grandes crisis económicas contemporáneas vienen siempre precedidas por la proliferación de anuncios de construcción de rascacielos que intentan superar en altura y opulencia a los ya existentes. Por tanto, viene a decir Thornton, lejos de ser exhibidos como una maravilla del desarrollo económico y del ingenio arquitectónico, son una especie de calma que precede a la tormenta. Financiera, por supuesto.
Algo así como una moderna maldición de Babel. "A los hijos de Noé aquella soberbia les costó cara, según se relata en el texto bíblico -y asume el analista Vicente Varó-. No se sabe si terminaron el edificio, pero su armonía se rompió y pasaron de un estado de bienestar a otro de separación, división y crisis. Mucho ha cambiado el mundo desde entonces, pero la maldición se sigue cumpliendo: ahora, en forma de desastre financiero y económico".
La soberbia es una frase bíblica escrita en el Génesis: "Vamos a edificarnos una ciudad y una torre con la cúspide en el cielo, y hagámonos famosos (?)", que entre el siglo XX y el XXI ha sido entonada por las grandes economías (Taiwán, Malasia y Estados Unidos), las grandes corporaciones financieras y arquitectos como el japonés C. Y. Lee (Taipéi 101, 529 metros), el argentino César Pelli (Torres Petronas, 452 metros), el norteamericano Bruce Grahan (Sears Towers, 442 metros).
Más allá de Burj Dubai
Todas serán superadas por Burj Dubai, que será el gran símbolo de poder económico de los Emiratos Árabes, con 818 meros de altura. Y cuya finalización está anunciada, después de varios retrasos, para el próximo mes de septiembre. Es obra básicamente de Adrian Smith, arquitecto de Skidmore, Owings and Merrill (SOM).
Si según Andrew Lawrence, actualmente economista del banco de inversión Dresdner Kleinworth Wasserstein, vigilar el ritmo de construcciones de rascacielos es una de las mejores herramientas para prevenir el final de un ciclo y el inicio de un periodo de recesión o parálisis financiera. No hemos sabido interpretar las señales que apuntan hacia el cielo. Veamos.
Ya están en proyecto, al menos, tres rascacielos que superarán a la 'babeliana' Burj Dubai y simbolizarán el poder del petróleo. Serán la Nakheel Harbour Tower (1.400 metros, Dubai), la Murjan Tower (1.022 metros, Barhein) y la Mubarak al-Kabeer (1.001 metros, Kuwait).
Y eso que el megaproyecto de la compañía Nakheel es, realmente, desproporcionado: el Sultán Ahmed ben Soulaïm, presidente del holding Dubai World, anunció a finales de año que se trata de un complejo que se levantará sobre 270 hectáreas. También incluye un puerto y otras 40 torres de entre 20 y 90 pisos que escoltarán el gigantesco rascacielos central de más de 200 alturas.
Así que el índice de Lawrence y Thornton ha comenzado a correr como la pólvora en internet, porque se ha demostrado que, al menos en esta crisis, su 'maldición de Babel' ha sido correcta. Su 'medidor rascacielos' demuestra que la relación que existe entre la construcción de las torres mas grandes del planeta, con el fin de los ciclos económicos, parece bastante vigente hasta hoy.
Repasemos lo que afirma Thornton en 'Skyscrapers and Business cycles' (artículo publicado en The Quaterlu journal of Austrian Economics, Vol. 8, nº 1, y que se puede consultar digitalmente en http://mises.org/story/3038, la página del poderoso Ludwing von Mises Institute), a partir de la idea de Lawrence, quien afirma que siempre que se empieza con una construcción que esta destinada a quebrar un nuevo récord de altura, se está a las puertas de una desaceleración en la economía.
Saber entender las señales
Básicamente, son cinco periodos históricos en los que Thornton ha comprobado que el 'índice rascacielos' se ha demostrado cierto, reproduciéndose en todos los casos un ciclo de 'boom' de la construcción, bonanza económica, grandes inversiones, especulación y expansión financiera, desaceleración de la construcción y depresión económica.
Comencemos por el más reciente. Éste que aún vivimos. No en vano Thornton cita el megaproyecto de Burj Dubai, que ya en julio de 2007 superó el récord de altura de Taipéi 101, como símbolo del quinto ciclo, pero que aúna a una nueva generación de megaconstrucciones que están desarrollándose a nivel mundial. "Ahora estaríamos viviendo el quinto boom con la nueva generación de rascacielos que están en construcción no sólo en los países árabes, sino desde China hasta Brasil", afirma Thornton.
Tenemos, sin embargo, una lectura propiamente española. En España la construcción de las cuatro torres de La Castellana (Cajamadrid, Sacyr Vallehermoso, Espacio y Cristal), las más altas del país, ha sido el preludio de la que amenaza con ser una de las mayores crisis de nuestra historia. La Torre Europa, inaugurada en 1985, en cualquier caso llegó tan sólo poco después de la crisis de finales de los 70 y principios de los 80. Sin embargo, las Torres Kio, inauguradas en 1996, enlaza directamente con, según Thornton, el siguiente periodo depresivo.
Este cuarto ciclo se concentró, en cualquier caso, básicamente en las economías de Asia y el Pacifico, en medio del entusiasmo por la construcción de las Torres Petronas, finalizadas en 1997. El mismo año que comenzó la llamada "crisis asiática". Sólo uno antes de que se inaugurara el Jim Mao Building. Aunque entre los tigres asiáticos, ha habido excepciones que han confirmado la regla, como la construcción del edificio Taipéi 101, inaugurado en 2004, y que dio paso a un esplendor arquitectónico chino, que ahora está encontrando dificultades de financiación.
Un tercer gran periodo se dejó sentir hace 40 años. De nuevo, el planeta estaba viviendo una expansión sin precedentes, para después, en los 70, caer de lleno en una fase recesiva y de alta inflación a la que se le denominó "stanflacion". Al mismo tiempo, en Nueva York y Chicago, se levantaban varios edificios de gran altura que estaban destinados a quebrar récords, el Torres Sears y las Torres Gemelas.
Otro ejemplo, en el segundo ciclo histórico, son los edificios que marcarían nuevos récords de altura anunciados a fines de los años 20, en pleno auge del mercado de capitales. El edificio de Manhattan Company en el 40 de Wall Street (hoy Edificio Trump), el Chrysler y el Empire State fueron, según Thornton, "los heraldos de la Gran Depresión" de 1929.
La primera vez que este 'índice' pudo ser contrastado, y del cual partió Lawrence, fue entre 1904 y 1909, cuando en Nueva York el Edificio Singer se alzó como el más alto en 1908 para luego ser superado por el Edificio Metropolitan Life al año siguiente. Ambos fueron terminados en medio del pánico de 1907, una de las mayores crisis financieras vividas por EE.UU.
"Monumento. Icono. Joya. Será conocido por muchos, pero sólo un grupo de privilegiados podrá llamarlo su hogar". La frase es el lema de la web del rascacielos Burj Dubai (http://www.burjdubai.com/). Leída después de las teorías de Thornton, ciertamente encarnan la 'maldición de Babel'.
Más rascacielos en 2012
Aunque en el texto del Génesis referente a Babel, la confusión y diversificación de las lenguas, simbolizada en la destrucción de la torre, no se presenta, según Javier Marías, "como castigo, sino como decisión 'defensiva' de Yavé ante los hombres que 'de ahora en adelante' no habrían tenido nada fuera de su alcance. Yavé interviene porque se siente amenazado, o quizá percibe que ese pueblo capaz de lograr lo que se propusiera acabaría por prescindir de él".
Y, lateralmente, se aparece como un hecho o circunstancia "antinatural", ya que "es una reacción premeditada de Dios la que altera lo que hasta entonces había habido, lo 'natural' por tanto. Y podría por tanto decirse que en cierto sentido el mito de la torre de Babel relata una enmienda o corrección de Dios a su propia obra", según Marías en 'Babel' (Letras Libres, enero, 2002).
Los rascacielos, las modernas torres de Babel, quizás sean la manifestación externa del capitalismo extremo, o al menos la opulencia. Claro que en el caso de hoy, se está dando en entornos poco democráticos: Kazakstán, Emiratos Árabes, China... que, por cierto, prevé un nuevo boom de rascacielos para 2012.
La maldición, quien sabe, la entona el propio Thornton en otro reciente artículo, 'La receta austriaca frente a la fantasía keynesiana'. En él afirma, al analizar las recetas de la Casa Blanca y gran parte de Europa: "Los rescates, planes de estímulo y garantías públicas deberían ser vistos como una especie de proteccionismo por la puerta de atrás. Washington está protegiendo a Wall Street; está protegiendo a los bancos; está protegiendo a las compañías de automóviles; y está protegiendo los empleos en general. Entre los gobiernos extranjeros ya se han suscitado preocupaciones sobre este perfil rescatador del Gobierno, de proteccionismo y posibilidad potencial de una guerra en el comercio global".