Barcelona, 15 feb (EFE).- Fermi Reixach ha interpretado hoy en la cárcel Modelo de Barcelona, ante medio centenar de presos preventivos, el cuento de Nikolai Gógol (1809-1852) "Diario de un loco", representación que ha seguido EFE y con la que ha dado voz a la imaginación de un esquizofrénico encerrado en un manicomio.
El actor ha desplegado sus distintas facetas interpretativas en una puesta en escena teatralmente arriesgada y en un coloquio posterior con los reclusos, con los que ha permanecido casi tres horas en el interior de la cárcel.
Ante el interés de un grupo y el pasotismo de otro, el actor ha recorrido el camino hacia la locura metiéndose en la piel del personaje, un funcionario oscuro, solo, desesperado y romántico que recuerda olores y sendas del camino de su amada y llega a interpretar los pensamientos de la perrita de ésta.
Vestido con harapos, Reixach ha babeado, explicado y gritado el texto de pié, en el suelo y postrado encima de un catre en un cuadrado negro de pocos metros rodeado por sus especiales espectadores.
El público que ha seguido hoy la representación que Reixach lleva veinticinco años paseando por los escenarios estaba formado por medio centenar de reclusos encarcelados por tráfico de drogas, robo u otros delitos.
De edades comprendidas entre los 30 y los 50 años, la mayoría en la franja de edad más joven, los reclusos que han asistido a la representación son los que participan de los talleres que ofrece la cárcel: desde teatro hasta música y cerámica.
Los reclusos latinoamericanos del grupo de teatro "Efímer" que han asistido a la representación no han prestado demasiada atención a la obra quizás porque era en catalán y alguno de ellos ha preferido esconderse detrás de unos auriculares al ritmo de salsa.
Esos presos ya están ensayando en la cárcel sus papeles en una comedia en castellano de Plauto titulada "La Olla de Oro".
Tarik Zbaida, de veinticinco años y de origen marroquí, sin embargo, ha seguido la interpretación de Reixach con suma atención y en un perfecto catalán ha explicado a EFE la impresión que le ha causado la obra y el actor y su aportación al empeño de poner "magia" a "nuestro mundo del encierro".
Con la esperanza de no volver a entrar cuando salga, Zbaida ha considerado que no se sabe qué es estar privado de libertad "hasta que se está aquí (en La Modelo), cuando estás fuera no lo valoras".
Vasili y Juryj, moldavo y lituano, compañeros de celda, a la espera de sentencia, han seguido atentamente la representación.
A la derecha del actor en el cuadrado escénico y junto a Zbaida otros jóvenes han preguntado al actor cómo se prepara para la representación y uno de ellos ha considerado que el personaje de la obra "es muy parecido a El Quijote".
Reixach ha explicado a otro interno que con el juego del teatro "uno se puede convertir en un rey, el Rey de España, un Fernado VIII que aparece en la imaginación del personaje de Gógol; es un juego".
Durante la representación se han oído algunas risas cuando el actor, ya en su escalada directa hacia la locura, se ha colocado la raída manta roja de su catre en los hombros y ha dicho: "El Rey, soy yo".
Otras risas ya mayoritarias han seguido el momento en el que el personaje deja volar su imaginación y ve a su amada con cierta alegría sexual.
Reixach ha atravesado los fríos pasillos de La Modelo, los compartimentos enrejados y los controles hasta llegar al teatro de la cárcel para llevar a los internos "la esencia del personaje que es la libertad, una libertad que tiene en su imaginación a pesar de estar encerrado, la libertad de la imaginación".
Núria Cornet