Sinónimo de volante y eterno andaluz para muchos los sevillanos parecen haber abandonado el intento por alejarse de esa idea y retoman su esencia en la que se reafirman con una pasarela abiertamente nazarena, con guiños de feria y todo el imaginario de la Semana Santa y la Fiesta Nacional.
Brocados barrocos y chaquetas y vestidos de corte casi victoriano, aunque también caballista a ratos. Realizan un regreso nostálgico al volante que les dio la fama y del que ahora se usa y abusa tanto que puede encontrarse a modo de complemento y cierre sobre hombros y pecheras, así como en los tacones de sus zapatos creando una mujer etérea y vaporosa de múltiples gasas superpuestas en contraposición a la silueta ceñida de sus estilismos masculinos de blazers bordados en lana en los que también hay cabida para los motivos florales de los mantones tan típicos de la casa.
Negro de Jueves Santo sevillano, toques toreros en sus manoletinas y taleguillas, clásico terciopelo y sólo el leopardo y cocodrilo de sus bolsos que rompen y combinan con el negro de luto y rojo pasión de sus suelas.