El régimen nazi dedicó grandes esfuerzos a conformar una religión propia que además de valorar la raza aria, el Gran Maestre revisaba las fotos de quienes querían ingresar en esta secta para corroborar su procedencia alemana, buscaba acabar con el cristianismo.
Heinrich Himmler, comandante jefe de las SS y gran seguidor de las ciencias ocultas, fue el creador de esta especie de religión en la que las SS eran monjes guerreros.
De ahí que el esoterismo, especialmente las runas, tomasen gran importancia en la Ahnenerbe e incluso se les dedicase uno de los 43 departamentos que la componían, al mismo nivel que la lingüística o la arqueología. En este departamento se investigaban técnicas de concentración además de practicar yoga y filosofía zen, según publica José Lesta en El enigma nazi y recoge ABC.
Otra de las luchas de esta sociedad fue acabar con el cristianismo para lo que no dudaron en cambiar las festividades. Transformaron la Navidad en la celebración del nacimiento del Sol invencible y la Pascua se cambió por la fiesta de Ostara.
Los ovnis de Hitler
