Sevilla, 25 feb (EFE).- El actor José Sacristán, que hoy estrena en Sevilla "Muñeca de porcelana", de David Mamet, confía en que el próximo Gobierno tenga mayor "sensibilidad" con la cultura, a la vez que lamenta "la insolencia, desfachatez y soberbia de demostrar que nos importa un pimiento la cultura" del actual Ejecutivo del PP.
En una entrevista con Efe en el teatro Lope de Vega, donde estrena la obra que en Broadway protagoniza Al Pacino, Sacristán reflexiona sobre el momento actual de su profesión y sobre la política cultural.
Cree que el Gobierno popular, actualmente en funciones, ha mantenido una actitud hacia la cultura "insultante, y ni siquiera se han molestado un ápice" en solventar problemas como el porcentaje de IVA que se aplica a este sector.
Por ello, sin profundizar en cómo puede influir que el pacto PSOE-Ciudadanos incluya la propuesta de bajar el IVA cultural al 10 por ciento, confía "en que esto suponga un pase de página y nos enfrentemos a situaciones que tengan que ver con comportamientos y sensibilidades mejores de lo que hemos tenido hasta ahora".
No obstante, recuerda que el trabajo de los actores "nunca es fácil" y que "la crisis y los espectáculos son dos cosas que siempre van juntas".
Sacristán destaca el trabajo de los jóvenes actores que han trabajado con él en series televisivas como "Velvet" o la película "Vulcania" y dice que "desde hace bastante tiempo hay una renovación, con actores jóvenes que tienen un camino por recorrer", a los que desea tener algún día "un currículum como el que tenemos los que ahora tenemos bastantes años".
"Es verdad que tienen que trabajar mucho, pero también aprendes mucho de ellos, porque hay gente con muchísimo talento", añade, antes de poner un ejemplo: "si la experiencia y los años fuesen síntoma de categoría, siempre que se hiciese 'Romeo y Julieta' los buenos serían los padres".
"A veces aparece un chico con 19 años y te enseña a hacer cosas, y en todo el panorama hay una gente joven formidable", insiste Sacristán.
A pocas horas del estreno de una nueva obra, asegura que mantiene los mismos nervios que cuando empezó a actuar, ya que "el gusanillo sigue por dentro, aquí se está empezando permanentemente, y no está mal vivirlo así, porque cada personaje es una aventura y cada historia nueva es una andadura".
Por eso, señala que es importante sentir nervios "sobre la base de una seguridad y una tranquilidad, que es lo que da saber que tienes un texto formidable y unos compañeros fantásticos, porque si no estás nervioso, hay que dejar este oficio, siempre encontrando este punto de nervios que no paralice, pero que haga que este oficio valga la pena".
Sobre uno de sus últimos personajes, Andrés, el anciano de "Perdiendo el norte", que vive en Alemania, dice que "es el mismo de 'Vente a Alemania, Pepe'", que hizo "con esa condición, que tuviese ese cordón umbilical moral, que tuviese su maleta de cartón".
Asegura que no es que haya pasado de ser un actor de comedias a protagonizar dramas -en "Perdiendo el norte" es un enfermo de alzheimer que no tiene contacto con su única hija en España-, sino que "la ley de oferta y demanda es así. Le pasó a Alfredo Landa o a López Vázquez. Hay que llorar, reír o hacer el imbécil, porque si eres actor o actriz, cuando llegue un personaje de unas características, si eres actor lo harás bien, y si no, no", concluye.
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