Cultura

Jan Fabre lleva a Barcelona su denuncia de los nacionalismos radicales

Barcelona, 19 jul (EFE).- El artista belga Jan Fabre estrena mañana en Barcelona "Belgian Rules/Belgium Rules", una obra en la que se posiciona abiertamente en contra la independencia de Flandes y critica con humor "los nacionalismos de extrema derecha que quieren romper la Unión Europea que nos ha dado tantos años de paz".

En un encuentro con periodistas, el dramaturgo y artista visual flamenco ha aclarado que su obra aborda la situación concreta de Bélgica.

"El crecimiento de la extrema derecha y el nacionalismo se está extendiendo por toda Europa", ha dicho, y "es triste ver cómo aumenta un antieuropeísmo que se olvida de que hemos tenido 70 años de paz gracias a la convivencia entre los diferentes pueblos de Europa".

En este punto ha matizado que "ser patriota no es lo mismo que ser de extrema derecha" y que no conoce los suficiente España como para saber si el discurso de su obra es extrapolable al caso catalán.

Aun así, ha valorado algunos de los últimos acontecimientos ocurridos recientemente en Cataluña: ha calificado de "errónea" la actuación policial del pasado 1 de octubre y ha señalado que no le gustaron "nada los golpes de los agentes", como tampoco le parece buena la posición "de la extrema derecha catalana, que se tendría que plantear qué significa realmente salir de España".

"Belgian Rules" habla de Bélgica y de teatro, dos temas que conoce muy bien Jan Fabre, un artista que se ha ganado fama de creador extremo, siempre dispuesto a tensar al máximo la cuerda y a plantear retos, tanto a sus intérpretes como al público.

Lo hizo hace poco con un montaje maratoniano de 24 horas de duración ("Mount Olympus") y lo vuelve a hacer ahora en este espectáculo de cuatro horas, servido en escena por una quincena de intérpretes.

Ellos se encargan de mostrar ante el público las esencias de un país que es la cuna de la burocracia europea, que habla tres lenguas y que constituye un Estado que Fabre ha rebautizado como "Absurdistán".

Fabre se ríe de sí mismo y de su país, una habilidad tan belga como la cerveza, las fanfarrias, las bandas y agrupaciones musicales (majorettes incluidas), la afición a las palomas, las carreras ciclistas o las patatas fritas.

"Monty Python se debió inspirar en el humor belga porque somos surrealistas y kafkianos, y tenemos una larga tradición en el arte de encauzar la subversión a través del humor", ha remarcado.

La rica historia pictórica belga, desde los pintores flamencos del siglo XV hasta el surrealismo de los años sesenta del siglo pasado, es el hilo conductor de la obra, junto a los carnavales, que también son una pieza importante de la estructura de la obra porque "Bélgica tiene una rica tradición en carnavales. Una fiesta religiosa que, sin embargo, se ríe de todo, incluida la Iglesia".

"Quería hacer con Bélgica algo parecido a lo que hizo Fellini con 'Roma', que es a la vez una celebración y un examen crítico", ha explicado.

Jan Fabre pone en escena un himno coreográfico y teatral vanguardista, que juega con la ironía y el imaginario visual de un artista que no logra ocultar al artista plástico que convive con el creador escénico.

Un texto de Johan de Boose, las canciones de Raymond van het Groenewoud y la música de Andrew James Van Ostade acompañarán al público durante esta reflexión sobre la identidad belga que llevan a cabo unos músicos e intérpretes de las nacionalidades más diversas.

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