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Temperamento

Imagen: Getty

El hombre vota según su temperamento y el futbolista juega según su temperamento.

-Como votante –me dijo una vez un catedrático en sociología- yo voto según mi temperamento.

-A ver, profesor, explíqueme eso.

-Yo no soy socialista, yo no creo en la derecha, yo, sin embargo, voto según mi temperamento, que mi temperamento cambia como el tiempo.

Respiró. Prosiguió:

-El temperamento es linfático, sanguíneo, cabreado, frustrado, rico, pobre, agradecido, revanchista. El rico, como es natural, nunca vota a la izquierda, de igual modo que el pobre jamás vota a la derecha. Por eso, paso, en tiempo de elecciones, de leer o escuchar las promesas de los candidatos. Adolfo Suárez decía aquello tan eufónico y pegadizo de "prometo, porque puedo prometer". Otros prometen que con ellos todo irá mejor a todo el mundo. Paparruchadas. La gente vota según su temperamento y los políticos prometen sin pudor alguno.

Me miró con divertida picardía.

-¿Le he convencido?

-No sé, profesor:

Apostilló:

-Cuando lo medite serenamente, se dará cuenta de que tengo razón.

Lo he meditado.

-¿Y qué?

-Que tiene bastante razón, un 80 por ciento de razón.

Isco, como es natural, es él y su temperamento. ¿Coincide su temperamento con el de su entrenador Solari? Sospecho que no.

-¿En qué te basas?

Isco hace malabares con el balón y juega al fútbol con la inteligencia y los pies.

-¡Qué cosas hace! – ponderan sus admiradores -. ¡Qué bonito es su fútbol!

Negar eso sería tanto como negar la evidencia. Lo que ocurre es que Solari tiene del fútbol un concepto mosquetero (todos para uno y uno para todos) y muy laboral: subir y bajar, y correr, y pugnar, y no quedarse estático).

-El trabajo de los entrenadores – ha contestado Solari a los periodistas que ayer le preguntaron por Isco- es elegir a quienes van a empezar el partido, a quienes se visten (en el banquillo, a esperar sus minutos) y a quienes se quedan fuera. Son decisiones puntuales para momentos puntuales.

Debió agregar:

-Yo no discrimino a nadie.

Pero no lo hizo.

Isco, se me ocurre, debe ser más mosquetero.

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