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Destino

Foto: Reuters.

El destino existe. Usted, yo, todos tenemos un destino.

-Mi destino es escribir –decía Borges ya ciego-. Y mi destino es también no ver, ahora.

El destino de cada uno de nosotros depende de nuestro carácter, de nuestra cultura, de nuestras frustraciones, de nuestros éxitos.

-Mi destino es Europa– se jactaba Napoleón.

Casi lo consigue, pero Waterloo, contra pronóstico, lo goleó. Lo noqueó.

-Es mi destino– dijo entonces no sé si con resignación o con enojo.

El destino de Ruth Beitia es el éxito. Ruth es alta, es la mejor saltadora de altura que ha tenido España. Oro olímpico, oros europeos y oros mundiales.

-El salto- confiesa- no es mi oficio; lo fue al principio, cuando, a los once años, empecé a saltar. El salto hoy es mi pasión. Al principio me intimidaba; hoy, antes de saltar, le envío un beso al listón. Yo pienso que el listón me quiere tanto como yo a él.

Angelical, dulce, infantil: su destino.

-Soy lo que soy –dice también- gracias al deporte, que me ha enseñado tolerancia, respeto, serenidad, comportamiento, disciplina. El deporte tiene muchos valores, valores que yo trato de extrapolar al trabajo, a lo que hago, a todas las cosas de mi vida.

Ruth tiene, creo, 39 años. Los tiene, si no yerro, pero aparenta, gracias a su sonrisa, y a su vitalidad anímica, menos.

-Reír ayuda mucho -asegura.

Comparto eso.

Ruth es diputada del PP en Cantabria. El PP, esto es, Casado, la ha propuesto como candidata a la presidencia de la Comunidad cántabra. La cosa ha levantado revuelo, porque, como se sabe, la política es un invento más satánico que divino.

-Democracia, dialogo, tolerancia, qué tres incomodidades.

Pienso que sí. La democracia y la política son ramas 'descendientes' del bíblico árbol del bien y del mal.

-Más bien del mal que del bien, ¿no cree?

Creo. Cada vez que un deportista de prez tienta el toro de la política, corre un inmenso peligro. El toro de la política es bizco, cabronazo. Ruth, sin embargo, ha nacido con destino de oro. Pienso que si las urnas le son favorables, la bella Cantabria se vestirá políticamente de oro…con el oro de Ruth.

Alegría

Rey, crack, descubrimiento…alegría: mejor así, de momento. Vinicius, ciertamente, es un jugador que alegra el ánimo, por eso se dice que la alegría es la hermana del ánimo. El fútbol, amén de pasión, es alegría. El Real Madrid, por lo que sea, últimamente, era un equipo plano, tristón, insípido.

-Juega a no se sabe qué– es frase ya corriente.

¿Qué tiene Vinicius, que enciende el ánimo de la afición? Alegría. Transmite alegría, chispa, gracia, magia y verticalidad. Su golazo de ayer al Leganés, en efecto un golazo.

-¡Qué zambombazo, qué tío, vaya crack!

Solari lo tenía ahí, pero no lo había descubierto. A Vinicius lo ha descubierto Vinicius. De todos modos, no es crack todavía. No lo estropeemos con la mermelada del elogio hiperbólico y eufórico.

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