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De novata a millonaria en tres meses: la ascensión a los cielos del tenis de Bianca Andreescu

  • La jugadora canadiense hace historia al ganar Indian Wells
  • Ha subido 150 puestos en el ranking desde principios de curso
  • Su victoria en California le proporciona 1,2 millones de ganancias
Foto: Getty.

Los registros de la WTA establecen que el primer partido profesional de Bianca Andreescu se disputó en junio de 2015. Apenas llegada al mundo del tenis, esta jugadora 14 años debutaba en el irrelevante torneo canadiense de Gatineau, de categoría ITF. Llegó a la final y ganó algo menos de 8.000 euros. Tres años y medio después, recién alcanza la mayoría de edad, ha hecho historia convirtiéndose en la tenista más joven en ganar un título Premier Mandatory, un Indian Wells (ante Angelique Kerber) que ha hinchado su bolsa de ingresos y le ha elevado a la élite tenística mundial.

Esta canadiense de origen rumano, al igual que hizo Naomi Osaka el curso anterior (campeona de los últimos Open de Australia y US Open), ha hecho de Indian Wells una catapulta para hacerse sentir en el circuito femenino. Su ascensión ha sido meteórica: se hizo profesional en 2017, debutó con el equipo nacional en Copa Federación y se coló entre las 200 mejores del mundo en 2018 y ha saltado la banca en 2019.

En tan solo diez semanas, Andreescu ha pasado de ser una tenista desconocida para el público general a llamar la atención por su crecimiento acelerado: llegó a la final de Auckland ganando a Venus Williams y Caroline Wozniacki, llegó a su primera fase final de Grand Slam en el Open de Australia (perdió en segunda ronda), ganó el torneo de Newport Beach, sus dos partidos de Copa Federación, alcanzó las semifinales de Acapulco y se ha alzado con la victoria en un Indian Wells que la ha encumbrado.

En la cita californiana, Andreescu ha podido con todas: con una invitación, ha derrotado a Irina Begu, Dominika Cibulkova, Stefanie Voegele, Qiang Wang, Garbiñe Muguruza, Elina Svitolina y toda una triple campeona de Grand Slam como es Angelique Kerber. El resultado: su ascensión (desde el 60, empezó el curso en el 178) al puesto número 24 de la WTA y un jugosísimo premio de casi 1,2 millones de euros. En sus dos años anteriores, había acumulado 300.000 euros de ganancias.

Andreescu tiene un espejo en el que mirarse. Un año antes, Naomi Osaka también daba un puñetazo encima de la mesa en Indian Wells (con sonoras victorias sobre Simona Halep y Karolina Pliskova) ganando su primer gran título y abriendo el camino a un 2018 que coronó con el US Open y que prolongó a principios de 2019 con la victoria en el Open de Australia para convertirse en la nueva reina de Adidas con un rentable acuerdo de patrocinio. El calendario podría, incluso, ser caprichoso y cruzarlas en alguno de los próximos torneos, ya consolidadas como dos de las sorpresas más amables del tenis femenino en los últimos años.

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