Y colorín colorado, este cuento se ha acabado. El FC Barcelona ha sentenciado definitivamente LaLiga Santander con una justa victoria por 2-0 sobre el Atlético de Madrid con goles de Luis Suárez y Leo Messi en los últimos cinco minutos del partido. De esta manera, el equipo de Valverde aventaja en once puntos a los de Simeone a falta de siete jornadas para la conclusión del campeonato.
La de hoy era la última bala del Atlético de Madrid, que vio como se esfumaba en el minuto 28 por una tarjeta roja directa de Diego Costa. El delantero rojiblanco 'se acordó' de la madre del árbitro Gil Manzano, que no dudó en mandarle al túnel de vestuarios. El de Lagarto ya avisó de sus intenciones en una jugada previa sobre Lenglet en la que se libró de la amarilla.
Hasta ese momento, el partido estaba igualado. El Atlético tuteó por momentos al Barça jugando en campo contrario y llegando con claridad al área rival, aunque sin ocasiones reales de peligro. El equipo azulgrana también mostró sus cartas, con una presión alta y circulación de balón rápida. Eso sí, los de Valverde llegaron con más peligro a la portería de Oblak: primero con un remate al palo de Alba y después con un disparo potente que obligó al portero a realizar una de tantas intervenciones de mérito.
Con el Atlético con uno menos, el Barcelona bajó incomprensiblemente varias marchas y no inquietó a Oblak hasta la segunda mitad. Los rojiblancos defendieron muy ordenados, juntitos y sin dejar espacio por el centro al mejor jugador del mundo, Leo Messi. Aunque el argentino, como el buen vino, fue madurando su juego con el paso de los minutos.
En la segunda parte, el Atlético fue creciendo y por momentos no se notó que jugaban con un jugador menos. La pena para los de Simeone es que cuando lanzaron las contras no tenían claridad suficiente para hacer daño en los últimos metros. Los centrales Godín y Giménez se mostraron muy seguros y dejaron en evidencia a su compatriota Suárez, que minutos después se tomó la venganza.
Antes, Oblak se vistió de héroe con dos paradones a Suárez y a Messi en los que salvó a su equipo. El esloveno fue un muro en el que chocó siempre el Barcelona. Por desgracia para los rojiblancos, Messi empezó a encontrar espacios entre líneas que no podían parar ni Rodrigo, ni Koke ni los centrales. El gol estaba al caer. Era cuestión de tiempo.
A falta de cuatro minutos para la conclusión, Suárez recibió en zona de tres cuartos y se sacó un latigazo con rosca que se coló por el palo largo de Oblak. El esloveno llegó, pero el balón se coló entre su brazo para el delirio de la grada. Un gol que valía un campeonato. Un minuto después, Messi, con el Atlético volcado, reventó el partido con una jugada de ensueño que finalizó engañando a todo el mundo y dejando clavado a Oblak.