Si el triunfador del Real Madrid-Athletic fue Karim Benzema, el gran perdedor de la sesión de tarde en el Santiago Bernabéu fue Gareth Bale. El galés, pitado por el respetable, y relegado a la suplencia por Zinedine Zidane, observa cómo su ciclo en el club blanco se va finalizando de manera prácticamente irremediable.
El de Cardiff tuvo en el duelo ante los vascos una imagen significativa de sus últimos meses en Chamartín. En tres de los últimos cuatro encuentros ha salido desde la banca y los pitos de su propio público son ya habituales. Este domingo, incluso, nada más salir, cuando a falta de 20 minutos para el final del partido ingresó al césped recibido por una sonora música de viento.
La dinámica fue constante a medida que el '11' tenía la pelota o participaba en el juego, y el jugador terminó respondiendo con un gesto, levantando el pulgar, hacia el público. Voluntaria o involuntariamente, lo que pudo interpretarse como una reacción de rechazo fue asumida por la grada como lo contrario, y a partir de ese momento amainaron los silbidos.
Pudo reconciliarse con un tanto, pero Bale sufrió otro de sus males este curso: la falta de puntería. Solo ante Iago Herrerín, el delantero picó la pelota mal, mandando el esférico por encima del larguero cuando tenía todo a favor.
Zidane, que en su momento evitó asegurar la permanencia de Bale, no quiso entrar en debates al término del partido. Aseguró que no entiende los pitos al galés y lamentó que éste no hubiese anotado el gol. Conciso, el técnico blanco intuía un trasfondo más profundo en las preguntas de los periodistas y no quiso ir más allá.
¿Cedido?
En medio de todas las informaciones que apuntan a una salida del '11' este verano, el diario Marca ha dado una nueva visión del asunto, informando de las posibles dificultades que el Real Madrid estaría teniendo para vender a un jugador por el cual no han tenido ofertas en firme. Por esta razón, en Concha Espina ya se plantearía una cesión con opción a compra.
Así lo asegura la publicación madrileña, que hace referencia a dos factores: la pérdida de cartel del galés después de varias temporadas de bajón y su reticencia a abandonar Madrid.