Intensidad. Esa es la palabra clave de la eliminatoria y, sobre todo, del partido de vuelta disputado en Anfield. El Liverpool fue mucho mejor que un Barcelona que se vio superado en todos los aspectos por el ritmo tan alto impuesto por los de Klopp desde los primeros segundos del encuentro. Los 'reds' son justos vencedores y jugarán el 1 de junio la final de Champions por segundo año consecutivo.
Nadie pensaba en la remontada. Nadie más que las 54.000 gargantas que cantaron el tan famoso "You'll never walk alone" en todas las gradas de Anfield. Pero a su vez muchos sabían que los 'reds' iban a salir mordiendo con el puñal entre los dientes. Así es el Liverpool y así es el estilo de Klopp. Impredecible, alocado y muchas veces anárquico. Fútbol en estado puro y no apto para cardiacos.
Desde el pitido inicial por parte del árbitro turco Çakir, el ejército de Klopp subió líneas y empezó a presionar como si no hubiera un mañana a la defensa del Barcelona, que no estuvo cómoda en ningún momento y no logró secar a los incómodos jugadores del Liverpool. Una remontada histórica siempre tiene un gol tempranero y ese trabajo le correspondió a Origi, que remató a placer el disparo de Henderson que dejó muerto Ter Stegen previamente. Minuto 7 y el equipo inglés necesitaba dos goles para empatar la serie. El primer paso ya estaba hecho.
La atmósfera de Anfield contagió a sus jugadores y estos no cesaron en seguir atacando importándoles muy poco los espacios que dejaban atrás. Pasaba el primer cuarto de hora y empezó a aparecer Messi, que tuvo dos ocasiones para mandar a su equipo a la final, pero primero Alisson y luego su disparo al lateral de la red lo evitaron. Entre medias, Van Dijk sacó el ancla para impedir que el '10' se colocase el balón en su pierna izquierda y quedarse solo ante el portero brasileño.
El Liverpool estaba obligado a arriesgar y esta vez el Barcelona fue encontrando los espacios a la contra. Transiciones rápidas que dejaron desguarnecida la defensa 'red'. El escocés Robertson, uno de los laterales del momento, probó fortuna con un zurdazo que hizo rectificar a Ter Stegen. Los minutos pasaban y parecía que ambos equipos se tomaban una tregua, pero aún así los de Valverde pudieron irse al descanso con ventaja en dos acciones vertiginosas de Messi y Jordi Alba.
Avalancha 'red' en la segunda parte
Los azulgranas arrancaron los segundos cuarenta y cinco minutos con la posibilidad de sentenciar la eliminatoria, pero Suárez, con un disparo blandito y colocado no superó a Alisson. Era el comienzo del fin. A partir de ahí, el equipo de Klopp subió tres marchas de la nada y los de Valverde no fueron capaces de igualarlas en ningún momento. Ni Arturo Vidal, el hombre que sostuvo físicamente a su equipo en la primera, pudo contrarrestar el ritmo tan alto de los de Klopp. Eran aviones contra bicicletas. Hombres contra niños. Empezaba un nuevo partido.
Jordi Alba, que estuvo timorato en el primer gol del Liverpool, perdió la cartera incomprensiblemente ante Arnold y el centro de éste lo remató Wijnaldum en el corazón del área superando a un Ter Stegen que parece que pudo hacer algo más. El gol del holandés, que entró al comienzo de la segunda mitad, hizo creer a sus compañeros, que ahora sí se veían capaces de lograr la remontada. Ya solo quedaba un gol para la prórroga y dos para la remontada que finalmente pasaría a los anales de la historia del fútbol.

No pasaron ni dos minutos cuando, de nuevo Wijnaldum, igualó la eliminatoria con un certero remate de cabeza que se coló por la escuadra de Ter Stegen. Los jugadores del Barcelona no se lo creían y empezaron a verse superados en todo momento. No estaban acostumbrados a jugar contra un equipo con la intensidad de los 'reds'. Ni tampoco daba la sensación de que pudieran marcar, algo que sí pasó en la primera parte. Messi no apareció y ningún culé tiraba del carro. La historia se repetía.
Los fantasmas de Roma volvieron a aparecer, esta vez en Liverpool. Cuando parecía que el partido se iba a la prórroga, un despiste de juveniles por parte de los azulgranas propició el cuarto y definitivo que hizo 'estallar' de alegría a Anfield. Arnold, el más listo de la clase, iba a dejar su puesto de lanzador a Shaqiri, pero sorprendentemente sacó rápido el balón y Origi, solo dentro del área pequeña, remató a placer el balón. Piqué fue el único que se dio cuenta de aquella picardía y el que pudo evitar la tragedia, pero no llegó al estirar su pierna.
El Barcelona entró en shock y no supo reaccionar a pesar de tener diez minutos más los cinco del tiempo de descuento. A partir de ahí, el equipo de Klopp se echó atrás y defendió con las líneas muy juntas, no dejando espacios por el centro para que recibiera cómodo Messi. Incluso fue el Liverpool el que generó más peligro a la contra. Çakir pitó el final y Anfield 'explotó' de júbilo en el partido que ningún culé olvidará.
FICHA TÉCNICA
LIVERPOOL FC: Alisson; Alexander-Arnold, Matip, Van Dijk, Robertson (Wijnaldum, min.46); Fabinho, Henderson, Milner; Shaqiri (Sturridge, min.90), Mané y Origi (Gomez, min.85).
FC BARCELONA: Ter Stegen; Sergi Roberto, Piqué, Lenglet, Jordi Alba; Busquets, Arturo Vidal (Arthur, min.75), Rakitic (Malcom, min.80); Messi, Suárez y Coutinho (Semedo, min.60).
Goles.
1-0, min.7: Origi.
2-0, min.54: Wijnaldum.
3-0, min.56: Wijnaldum.
4-0, min.79: Origi.
Árbitro: Cüneyt Çakir (TUR). Amonestó a Fabinho (min.11), Matip (min.66) en el Liverpool FC y a Busquets (min.45+1), Rakitic (min.53), Semedo (min.76) en el FC Barcelona.
Estadio: Anfield.