Barack Obama prometió este lunes reducir a la mitad el déficit público de 1,3 billones de dólares heredado de su antecesor George W. Bush, y para conseguirlo ha prometido reducir "al máximo" el gasto militar. ¿Lo conseguirá? El Pentágono no lo tiene tan claro, y ya se ha apresurado a denunciar que serán precisos otros 15.000 soldados tan sólo en Afganistán.
Ahorrar hasta 90.000 millones de dólares en Irak, reducir la inversión en los programas de investigación de nuevos armamentos, cancelar la mayoría de los contratos que el Departamento de Defensa tiene con las empresas privadas de seguridad... La 'administración Obama' parece obsesionada en ir poco a poco cuadrando las cuentas para llegar al final de la legislatura con un déficit de 533.000 millones de dólares, y para eso no ha dudado en cargarse 'de un plumazo' el legado (y el déficit) de Bush, que asciende a la nada despreciable cifra de 1,3 billones de dólares, justificados en parte por la guerra en Irak, y por su particular cruzada 'contra el terror'.
El presidente aseguró que esta es la manifestación de "la nueva era de responsabilidad" que prometió en su toma de posesión, y que incluye la adopción de nuevos hábitos de emplear el dinero de los contribuyentes con transparencia y sin atender a los intereses políticos inmediatos. "Esto es también", dijo Obama, "la única forma de hacer frente a la crisis." "Nos enfrentaremos a esta crisis enfrentándonos al mismo tiempo al déficit que la causó", añadió pero, ¿qué actitud adoptará con los países más hostiles con su gobierno?
Los frentes abiertos por Obama
Como no podía ser de otra forma, en primer lugar Irán. El país musulmán se encuentra en el punto de mira de la AIEA por su más que presumible programa de enriquecimiento de uranio para fines militares.
El 'grupo atómico' encargado de vigilar la no proliferación de más países nucleares logró imponer sanciones al gobierno de Ahmadineyad (después de convencer a Rusia y China, aliados estratégicos del país árabe), pero no parecen haber funcionado.
Aún así, la estrategia del nuevo gobierno demócrata parece haber dado un giro respecto de la de su predecesor, e incluso el vicepresidente Biden ya se ha apresurado a manifestar que están dispuestos a negociar con Irán.
Tal y como destacó la revista 'Newsweek' las perspectivas que afronta Obama en la guerra de Afganistán son muy parecidas a las de Kennedy y Johnson en Vietnam, y no son nada halagüeñas.
Con un Karzai muy debilitado (considerado incluso como un títere de EEUU por su pueblo) y los talibán cada vez más fuertes en el tejido social, el pueblo afgano (al que nunca pudieron someter completamente ni rusos ni británicos) parece habérsele atragantado hace mucho tiempo ya al gobierno estadounidense. Y lo peor de todo es que no parece que nada vaya a cambiar a corto plazo.
Obama autorizó el pasado 18 de febrero el envío de otros 17.000 soldados más en las zonas trivales de Afganistán, que se sumarían a los 36.000 efectivos que formaban por aquel entonces el contingente norteamericano y, parece ser que cada vez que se intensifique aún más el conflicto, más difícil será echarse para atrás.
El anuncio del gobierno de Islamabad de 'detener' la operación militar en el valle de Swat (en el norte de Pakistán), después de instaurar la 'sharía' en la región, ha disparado las alarmas en Washington, que no ha tardado en telefonear al presidente Zardari para demostrarle su preocupación en el país, y no sin razón, porque el famoso valle del Swat, además de ser un bastión de los talibanes sirve de 'asilo político' para los islamistas huídos de Afganistán.
El Ejecutivo provincial tiene miedo de una insurgencia talibán 'en masa' y está empeñado en poner fin a la creciente violencia sólo de esta forma para calmar a los extremistas. EEUU por su parte, teme que el país caiga en manos de los de religiosos conservadores que simpatizan con el movimiento talibán y Al Qaeda.
"Por primera vez en 60 años desde su independencia, Pakistán y EEUU se enfrentan a un enemigo común que amenaza directamente nuestro liderazgo, nuestras capitales y nuestro pueblo", ha señalado Amir Haider Khan Hoti, ministro de la Provincia del Noroeste.