Barack Obama y John McCain se enfrentan de nuevo esta noche a las 03.00 de la madrugada (hora española) con la mirada puesta en los últimos sondeos, que dan como claro ganador al candidato demócrata, y en medio de un ambiente de descalificaciones mutuas y acusaciones personales.
Atrás quedaron los buenos modales entre demócratas y republicanos. A menos de un mes para las elecciones y con Obama liderando las encuestas de opinión pública, el debate de esta noche se presenta como una de las últimas oportunidades para que el candidato republicano, John McCain, pueda cambiar la trayectoria de la campaña, y para eso vale cualquier cosa, desde denunciar los vínculos de Obama con el "terrorista" Bill Ayer, (miembro del grupo militante Weather Underground durante la guerra de Vietnam), hasta investigar un posible fraude en sus cuentas, pasando por sus antepasados y, por supuesto, su "receta para el desastre".
Pero lo cierto es que los demócratas tampoco se han quedado cortos a la hora de responder a los ataques republicanos, y han acusado a McCain de desviar la atención y evitar la crisis financiera.
Obama por su parte, ha declarado que su rival republicano está más interesado en una campaña de difamación que en arreglar la economía del país. "¿Estamos enfrentando la peor crisis económica desde la Gran Depresión y John McCain quiere que pasemos página?", preguntó en una conferencia realizada en Asheville.
"El senador McCain y sus representantes están apostando a que pueden distraernos con difamaciones en lugar de hablarnos sobre temas de fondo". "Ellos preferirían destruir nuestra campaña a levantar este país", añadió. "Es lo que haces cuando estás fuera de contacto, agotado de ideas y quedándote sin tiempo".
Palin golpea primero
Salvo muy contadas excepciones, hasta el pasado fin de semana la campaña no se había visto ensombrecida por los ataques personales. Pero fue la compañera de fórmula de McCain, la gobernadora de Alaska, Sarah Palin, quien abrió fuego primero.
"Hay un momento en que es necesario quitarse la careta y ese momento es ahora", dijo la gobernadora Palin durante un mitin de campaña, en el que acusó a Obama de ser una "vergüenza para Estados Unidos", ya que "se hace amigo de terroristas que podrían tener como objetivo su propio país".
Palin se refería a un artículo publicado por el 'New York Times', en el que se examina la relación de Obama con Bill Ayers, un ex miembro de la organización Weather Underground de la época de la guerra de Vietnam que ahora ejerce de profesor en la Universidad de Illinois. Sin embargo, el rotativo concluía que no tienen un trato muy cercano.
El partido demócrata no se quedó de brazos cruzados y contestó a las acusaciones de Palin con un documental de 13 minutos publicado en Internet en el que se recuerda el papel que tuvo el senador McCain en otro desastre financiero, hace nada más y nada menos que dos décadas, y sus vínculos con el empresario convicto Charles Keating.
Carrera hacia la Casa Blanca
Lo único que parece más claro en esta despiadada carrera hacia el famoso Despacho Oval es que los republicanos no tienen muchas ganas de hablar sobre la crisis financiera, pero es que el debate de esta noche no resultará tan permisivo como el de Palin y Biden. Los candidatos estarán expuestos a las preguntas de los espectadores durante 90 minutos ininterrumpidamente, por lo que se antoja ineludible que alguien pregunte sobre la crisis. Cada candidato tendrá 2 minutos para responderlas y habrá después 5 minutos de diálogo entre ellos.
Además, los demócratas tampoco pretenden renunciar a este filón que lo que siempre nos ha enseñado es que, cuando la economía falla, quien paga generalmente es el candidato del partido de la Casa Blanca.
La senadora demócrata, Claire McCaskill, del estado de Missouri en Fox, ha resumido de forma más clara lo que está sucediendo entre ambos partidos: "Los estadounidenses se merecen mucho más". De una forma u otra, esta noche tendrán la última palabra.