Día horribilis para el Partido Popular. Los problemas se acumulan para la formación, que ayer sufrió un terremoto con varios epicentros que deja a los populares a la deriva a tan sólo dos meses de las elecciones generales.
Con el presidente Mariano Rajoy fuera de España, se desató la crisis total en el PP vasco tras la dimisión de Arantza Quiroga. En el Congreso, el caos llegó tras las declaraciones del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, que abría fuego en una entrevista concedida al diario El Mundo asegurando que algunos de sus compañeros "se avergüenzan de ser del PP" y criticando la intromisión en materia fiscal del ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, José Manuel García-Margallo.
El cóctel se completó con un acto de balance de legislatura que los populares celebraron en la Cámara Baja y un vídeo que defendía su gestión y comparaba a España con un enfermo terminal que han logrado salvar. Lejos de distraer la atención, esta autopromoción levantó las críticas de toda la oposición y puso aún más el foco en el partido.
El protagonismo lo acaparó en todo caso Montoro que, lejos de retractarse, confirmó que sus declaraciones son fruto de una "reflexión de fondo y sincera". "El PP tiene que levantar la cabeza", explicó ayer al ser preguntado en los pasillos del Congreso. Y no sólo eso. Frente a las críticas -en público y en privado- de buena parte de los diputados populares, Montoro sacó pecho y subrayó que "algunos miembros del Gobierno" le habían llamado "para celebrar" sus palabras.
Malestar en el partido
A pesar de ello, lo cierto es que las declaraciones del ministro no han gustado nada en la bancada popular, desde la que critican el momento y las formas de Montoro, que generan conflicto y problemas internos en un momento muy delicado para el partido, con las elecciones generales muy cerca y las encuestas alertando de un trasvase de votos desde el PP a Ciudadanos.
Algunos miembros del partido han querido mostrar su malestar en público, como es el caso del vicesecretario general de Comunicación del PP, Pablo Casado, que se mostró "muy orgulloso" de pertenecer al PP y pidió al ministro que se dedique a reivindicar y defender el Presupuesto del Gobierno frente a las críticas de la Comisión Europea. También el vicesecretario Sectorial de PP, Javier Maroto, remarcó que cada día observa más orgullo por la pertenencia al partido, "no sólo entre los dirigentes, sino entre los afiliados y simpatizantes".
Margallo, por su parte, evitó alimentar la polémica e ironizó sobre las palabras de Montoro, que atribuyó a su "sentido del humor". De esta forma, el jefe de la diplomacia restaba importancia a las declaraciones del titular de Hacienda, que en la misma entrevista recomendó a Margallo "revisar sus ideas con tiempo" para no caer en la "arrogancia intelectual", en referencia a la propuesta de Margallo de ceder a Cataluña la recaudación del 50 por ciento del IRPF.
Para completar el cóctel, el PP fue duramente criticado por celebrar un acto dentro de la Cámara que los socialistas tacharon de "electoral". El portavoz del PSOE, Antonio Hernando, denunció que el PP utilizara el Congreso para montar "un escenario electoral, con carteles, una barra para tomar canapés y con un grifo de cerveza".