El abrazo de este lunes por la tarde en la Puerta del Sol de Madrid entre Pablo Iglesias y Alberto Garzón celebrando el preacuerdo entre Podemos e IU para el 26J ponía fin al 'viaje' por separado -pero siempre mirándose de reojo- que han mantenido ambos líderes desde que se conocieron.
Según relata la periodista de El Mundo, Lucía Méndez, corría 2011 y un jovencísimo Garzón era el cabeza de lista de IU por Málaga para las elecciones generales de ese año. Tras alcanzar popularidad con el 15M y desde su atalaya de economista, Garzón fue invitado a participar en un debate de TVE. A su llegada a Madrid, el partido mandó a un asesor de campaña externo a recogerle a la estación del AVE. Era Pablo Iglesias.
El actual líder de Podemos, ya entonces profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y bregado tertuliano en algunos canales de TDT, ejercía como asesor externo de IU en campaña intentando modernizar progresivamente las estructuras del partido. Un desempeño que no se traducía en el éxito esperado para el joven docente.
Mientras Garzón llegaba en noviembre de ese año al Congreso y cobraba impulso dentro de IU, Iglesias permanecía en la periferia del partido esperando una oportunidad que, presuponía, llegaría con las elecciones europeas de 2014. Antes, en 2012, el ahora líder de Podemos había participado en la confección de la Alternativa Galega de Esquerda (AGE), una plataforma de izquierdas que concurría ese año a las elecciones gallegas en lo que se consideraba un primer intento de lo que ha acabó ocurriendo actualmente con los partidos y movimientos a la siniestra del PSOE.
El trabajo realizado hizo pensar a Iglesias que IU contaría con él para las europeas de 2014. A lo largo de 2013, según relato de El País, el entonces asesor insistió dentro de la formación para postularse. Sin embargo, la cúpula, encabezada por Cayo Lara, no dejaba de verle como un buen comunicador y le tuvo esperando para nada. El órdago de Iglesias fue exigir primarias para confeccionar la lista de IU al Europarlamento, iniciativa que contó con la negativa de la dirección.
Siguiendo el ritmo de las encuestas, que daban en torno a un 15% a IU de cara a las europeas, la federación apostó por la candidatura de Willy Meyer, sellando todo intento de renovación para gran enfado de Iglesias. Esto le llevó, a finales de 2013, y después de quejarse abiertamente de que Lara y los suyos le hacían "poco caso", a pensar abiertamente en crear un nuevo partido con otros exmiembros de la órbita de IU, como era el caso de Juan Carlos Monedero, quien había sido asesor de Gaspar Llamazares.
Fue así como a principios de 2014 se originó Podemos. Iglesias y otro grupo de jóvenes izquierdistas decidieron dar un salto que Garzón, aunque también de acuerdo con la renovación, decidió no dar. La trayectoria que ambos siguieron a partir de ahí es de sobre conocida. La IU de Lara siguió mirando con recelo a Iglesias mientras Podemos se situaba en la cresta de la ola.
Cuando la popularidad de Podemos estaba en boga, fue Iglesias el que cargó duramente contra IU, llegando a llamar a sus dirigentes "cenizos" y cerrándose a cualquier alianza estable. Mientras, Garzón, ya con las bridas de la formación, intentaba tener puentes, pero sin cruzar ninguna 'línea roja'. Esto brindó acercamientos no consumados antes del 20D.
Sin embargo, los resultados del 20D y el desgaste de Podemos tras su actitud de choque en las negociaciones han propiciado un clima para el entendimiento sustentado también en el alza de IU en las últimas encuestas. Un contexto que ha hecho que, cinco años después, los jóvenes líderes surgidos en torno al descontento del 15M den forma a su ansiado proyecto de unificar bajo una misma bandera a toda la izquierda, o al menos a la que no es el PSOE.