El presidente de la Generalitat, Artur Mas, está más cerca que nunca de cumplir su sueño y pasar a la historia como lo hicieron dos de sus predecesores, los presidentes catalanes Francesc Macià y Lluis Companys. Ambos políticos, en el periodo entre 1931 y 1934, declararon la independencia de la República Catalana en la Plaza Sant Jaume, desde el balcón del Palau de la Generalitat (Macià, el 14 de octubre de 1931, y Companys, el 6 de octubre de 1934).
Según fuentes consultadas por elEconomista, el presidente catalán y sus asesores trabajan en la preparación de una declaración institucional desde el balcón de la Generalitat en la noche del domingo si la candidatura de Junts pel Sí logra la mayoría absoluta.
El presidente de ERC y quinto candidato de la lista soberanista, Oriol Junqueras, apoya esta iniciativa, al igual que el líder de la lista, Raül Romeva, y las número dos y tres, la ex presidenta de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) Carme Forcadell y la ex líder de Òmnium Cultural Muriel Casals. Los asesores también trabajan con la posibilidad de realizar esa declaración el lunes 28.
Cuatro posibilidades
Sin embargo, existen fuertes discrepancias sobre cuál sería el resultado necesario para hacer la declaración institucional el domingo por la noche. Según fuentes soberanistas, si la candidatura Junts pel Sí alcanzase ella sola más del 50 por ciento de los votos depositados por los catalanes la declaración se realizaría sin dudarlo. A partir de ese punto, existe una serie de posibilidades que para determinadas fuerzas serían suficientes para hacer la declaración oficial e insuficientes para otras.
La segunda posibilidad sería que la suma de votos de Junts pel Sí y la CUP (las dos opciones independentistas) superasen el 50 por ciento. En ese caso, algunos socios también abogan por realizar la declaración. La tercera posibilidad sería que Junts pel Sí lograse en solitario la mayoría absoluta en escaños y no en votos. En este punto, algunos de los candidatos ya desaconsejan la intervención oficial de Mas, pero otros todavía la realizarían.
En cuarto lugar, si Junts pel Sí y la CUP logran juntos la mayoría absoluta en escaños o un resultado peor, la declaración oficial no se haría, ya que los independentistas de izquierda han dicho que no investirán a Artur Mas.
En estos últimos casos, la candidatura de Junts pel Sí celebrará la victoria en la sede electoral que ha montado en la calle Comercio, junto al antiguo mercado del Born, convertido en el mausoleo del independentismo catalán. Por primera vez desde hace décadas, Convergència ha renunciando a celebrar la noche electoral en el Hotel Majestic del Paseo de Gracia, en cuyo balcón Jordi Pujol y Artur Mas han celebrado todas sus victorias electorales.
Último día de campaña
Durante el último día de campaña, los candidatos de los diferentes partidos exprimieron y alzaron el tono mostrando sus posiciones de cara a la complicada tarea que será formar gobierno el día después de los comicios. El ejemplo más flagrante fue el del número uno de Junts pel Sí, Raül Romeva, que evidenció el polvorín al que se dirige el futuro Ejecutivo.
En contra de la posición de Mas, que teóricamente tiene que ser president y que hace unas semanas aseguró que Cataluña debería tener "un ejército pequeñito y pertenecer a la OTAN, Romeva contradijo este argumento alegando que "carece de sentido tener ejército". El execosocialista no se pronunció sobre una supuesta pertenencia a la OTAN, pero se postuló como candidato a la presidencia con la promesa de "si depende de mí, los peajes serán una de las cosas que eliminaremos enseguida que tengamos capacidad", algo harto difícil si se considera que el propio Mas confirmó en 2012 que en una Cataluña independiente seguirían habiendo los mismos peajes "para no subir otros impuestos".
En la recta final también se produjo uno de los puntos de inflexión de la campaña: el desmarque de Mas con quien se prevé que tendrá la llave de un gobierno independentista, el partido de izquierda radical la CUP. Mas cargó contra Antonio Baños, candidato de la CUP, y pidió que no les votaran ya que "no ayudarán nada en Europa". Por primera vez, Mas no sólo pidió el voto para la independencia, sino para la independencia de su candidatura, lo que rompe su idea de que las elecciones son "plebiscitarias".
En contraposición, la CUP tendió la mano a Catalunya Si que es Pot (coalición de Podemos e ICV) para que se unan a la mayoría independentista (de izquierdas) porque la consideran una fuerza progresista que "no puede negar" la defensa del derecho de autodeterminación.
La última jornada electoral estuvo marcada por la guerra de banderas protagonizada por ERC y el PP en el Ayuntamiento de Barcelona. Por su parte, el líder del PSC, Miquel Iceta, lanzó un mensaje directo a los independentistas preguntándose "qué les molesta si quieren mantener la nacionalidad española y seguir jugando en la liga".