El imperio del fallecido Jesús de Polanco, amigo personal de Felipe González, fue el báculo que sostuvo ideológica y mediáticamente al socialismo durante la anterior etapa del PSOE en el poder, que concluyó en 1996.
Después, Prisa se consolidó durante los ocho años de gobiernos conservadores bajo la batuta de Aznar -hubo rifirrafes importantes pero no llegó a peligrar su hegemonía- y, paradójicamente, ha entrado en una situación aparentemente terminal, o cuando menos muy delicada, en el período en que el PSOE nuevamente está en el poder, ahora bajo la batuta de Rodríguez Zapatero.
Discrepancias con Zapatero
Nunca existió verdadera sintonía entre Zapatero y el hombre políticamente más significativo de Prisa, Juan Luis Cebrián, fundador y primer director de El País, y a lo que parece el desentendimiento se agravó tras la muerte del patriarca Polanco, en julio de 2007. Entre otras razones, porque el nuevo PSOE auspició una nueva iniciativa mediática, que inevitablemente había de hacer sombra a Prisa.
En efecto, Miguel Barroso, primer secretario de Estado de Comunicación del Gobierno Zapatero, diseñó un nuevo multimedia que nació en 2005 con la reforma legislativa que supuso el nacimiento de La Sexta, un proyecto de televisión en abierto encabezado por Jaime Roures y su empresa Mediapro. José Miguel Contreras, compañero de baloncesto de Zapatero, fue su consejero delegado. Roures creó además el periódico Público y adquirió los derechos del fútbol español por varios años.
La crisis económica de Prisa
Mientras tanto, Prisa ha entrado en un endeudamiento insoportable, agravado por la crisis económica, tras una impertinente operación de compra de la totalidad de Sogecable, propietaria de Canal + y del -hasta ahora- único sistema de pago por visión. El pasivo de la empresa superaría los 5.000 millones de euros.
La complementariedad entre Sogecable y Mediapro es evidente -una tiene los derechos del fútbol y la otra el sistema de emisión de pago por visión-, y, a pesar de la hostilidad que se profesan, ambas compañías han ensayado la fusión, finalmente fracasada porque ninguna de las dos ha querido ceder la primacía en el ente resultante.
Espaldarazo del Gobierno
Así las cosas, el Gobierno ha dado la espalda a Prisa y ha entregado a Roures el medio tecnológico para rentabilizar sus derechos de emisión de fútbol: la TDT de pago. En efecto, veinticuatro horas después del anuncio el jueves del decreto-ley que la implementa, Roures ha anunciado el nacimiento de GOL-TV, que emitirá por el segundo canal digital de La Sexta, hasta ahora llamado Hogar 10.
El golpe a Prisa es probablemente mortal, ya que Sogecable sin derechos del fútbol, o debiéndolos compartir con otros soportes, pierde gran parte de su valor, de modo que difícilmente conseguirá Prisa enajenar activos a buen precio para amortizar su elevada deuda. Ello explica el incendiario editorial de hoy en El País en el que afirma que el único objetivo de la medida excepcional de Gobierno en pleno mes de agosto es "favorecer a un grupo de amigos". "Utilizar un trámite excepcional -dice asimismo- para una cuestión sobre la que no existe demanda social remite a los peores usos autoritarios e intervencionistas y deja sin capacidad de defensa jurídica a quienes se puedan sentir perjudicados".
Presiones a ministros
Fuentes fidedignas aseguran que ha habido debate en el seno del Gobierno y fuertes presiones de Prisa sobre los ministros considerados "amigos": Fernández de la Vega, Rubalcaba y Blanco. El mensaje que se les ha hecho llegar es el de que el PSOE no puede ganar elecciones sin la ayuda de La Cuatro, El País y la SER. Pese a ello, Miguel Sebastián, valedor de La Sexta, apoyado por Zapatero, ha conseguido su objetivo.
Es indudable que Prisa llevará el asunto a los tribunales, apoyado en los argumentos del Consejo de Estado, que en su informe no vinculante se ha opuesto al uso del decreto-ley para este fin y ha recomendado que se utilizara para ello la nueva Ley General Audiovisual, actualmente en gestación. De cualquier modo, el contratiempo para Prisa ?con el agua al cuello por las exigencias de los bancos- es muy serio y la guerra entre los Polanco-Cebrián y el Gobierno puede ser dura y enconada.
Desde el punto de vista jurídico, es claro que el decreto-ley cambia radicalmente las condiciones contractuales de las concesiones administrativas de los operadores, tanto de televisión por cable como de televisión convencional. Habrá que ver si los tribunales aceptan este argumento como causa de invalidez de la reforma, que ha sido sin embargo acogida con alborozo por la industria electrónica: si nada se tuerce, está a punto de generarse una gran demanda de nuevos decodificadores. Los consumidores, en cambio, tendrán que prescindir de los aparatos que acaban de adquirir.