El Gobierno que comienza su andadura será el que tenga menos asientos en el Congreso desde 1978. Los números obligan al Ejecutivo de Rajoy a gobernar desde el Parlamento. Tendrá 137 diputados frente a los 186 de la anterior legislatura. O lo que es lo mismo, le espera una mayoría absoluta en contra que podrá bloquear cada una de las iniciativas legislativas que el Gobierno lleve al Congreso. Si eso ocurre, y no consigue sacar adelante los Presupuestos -y el ajuste de 5.500 millones de euros que exige Bruselas-, la legislatura será inviable. Para salvar su mandato, Rajoy debe sortear una enmienda a la totalidad de las Cuentas de 2016 y negociar una a una las enmiendas.
Si no lo consigue, el nuevo Ejecutivo podrá convocar elecciones el 3 de mayo, cuando se cumple un año de la disolución de las Cortes. Los comicios serían a finales de junio.
Un escenario remoto pero que no se puede descartar, ya que si se vetan los Presupuestos será imposible gobernar. Los cálculos del Ejecutivo son que las Cuentas de 2017 estén aprobadas entre enero y febrero del año que viene, ya que el borrador está muy avanzado. Por ejemplo, ya está pactada la senda de estabilidad con las Comunidades Autónomas, un precedente que esperan sirva de base para futuras negociaciones.
Evitar enmienda a la totalidad
Los Presupuestos tienen un trámite no excesivamente complejo, ya que se trata de una ley ordinaria y no precisa mayoría absoluta. Si salva la devolución del proyecto, el PP podrá acordar con nacionalistas e independentistas enmiendas de gasto e inversión.
En el primer debate de investidura, Rajoy dejó ver cuál es su estrategia. Insistió ante el portavoz del PNV, Aitor Esteban, en que se esforzará en ganarse la confianza de su partido para que se "involucre en la gobernabilidad". Los cinco diputados vascos pueden evitar que prospera una enmienda a la totalidad de la izquierda parlamentaria apoyada por los independentistas, lo que echaría por tierra los Presupuestos nada más arrancar el ejercicio.
A pesar de las dificultades, el Ejecutivo tiene algunas herramientas a su favor. La ley prevé que el Gobierno vete proposiciones de ley de la oposición si considera que ésta afecta a los Presupuestos, es decir, puede tumbar todas aquellas iniciativas legislativas que supongan un aumento de los gastos o un recorte de los ingresos. Otra herramienta puede ser crear subcomisiones a las que desviar los asuntos y ganar tiempo para negociar.
En el entorno del Gabinete de Rajoy son conscientes de que se abre un tiempo inédito y complejo. Para poner la venda antes que la herida, o al menos intentarlo, el PP cerró un pacto de legislatura con Ciudadanos que le permitirá sacar adelante la normativa y ya se ha ofrecido al PSOE para negociar retoques a esas normas previstas.
La respuesta socialista, al menos de momento, no es muy halagüeña. Una vez pactada la abstención ante Rajoy, amenazan con rechazar la Cuentas. No obstante, fuentes parlamentarias señalan la incoherencia de que el PSOE asuma la abstención para tumbar la legislatura en apenas seis meses.
A eso se suma que el partido pasa por su peor momento desde su fundación, y necesitará tiempo para recomponerse. Ese hándicap juega a favor del PP, que confía en que el miedo a las urnas de un partido fracturado, obligue al PSOE a entrar en los pactos de Estado y en los proyectos de ley fundamentales, que requieren de 176 votos.
De aquellas mayorías vienen estos lodos
La anterior Legislatura fue la más corta de la historia y no logró conformar Gobierno. Pese a ello, se aprobaron el 85% de las 229 iniciativas debatidas en comisión o en pleno del Congreso. El consenso parlamentario entre PSOE y C's contrastó con el distanciamiento entre el Grupo Popular y el resto. Los populares se quedaron solos en el 45% de las votaciones, lo que dificulta sus opciones de alcanzar acuerdos y evidencia sus carencias en materia de negociación.