El juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, se ha declarado competente para continuar con las investigaciones sobre los desaparecidos en la Guerra Civil. En un auto de 68 páginas, el juez declara la extinción de esta responsabilidad por fallecimiento de 35 altos mandos del régimen franquista, comenzando por el propio Franco e incluyendo a generales como Mola, Yagüe o Queipo de Llano. Por su parte, la Fiscalía ya ha anunciado que recurrirá el auto de Garzón.
Para confirmar su muerte, en vista de imputarles el citado delito, Garzón pide los certificados de defunción correspondientes. El magistrado reclama también al Ministerio del Interior los datos que identifiquen al máximo número posible de dirigentes de Falange Española entre el 17 de julio del 1936 hasta el 31 diciembre de 1951 para que una vez identificados acuerde "lo necesario sobre la imputación y extinción en caso de fallecimiento de su responsabilidad penal".
La fosa común de Lorca
Garzón argumenta que el delito de desapariciones permanece en el tiempo y sigue existiendo a día de hoy si no se ha dado razón del paradero. Es competencia de la Audiencia Nacional dado que el juez considera que todo comenzó con el alzamiento nacional -que encajaría en el delito contra altos organismos de la nación- delito que no ha prescrito porque está conexo con el de las desapariciones forzosas, que arrastra al otro.
El instructor autoriza, además, en su auto, la exhumación de los restos de 19 fosas comunes de toda España, incluida aquella donde se encuentra enterrado el poeta granadino Federico García Lorca. Crea un grupo de siete expertos -cinco de ellos que propondrán las partes y dos el Juzgado y otro de Policía Judicial- con el fin de desarrollar las labores de búsqueda y localización de los cuerpos de los desaparecidos. Estos tendrán que analizar el número y lugar e identificación de las víctimas y presentar un informe con el número total de fallecidos.
Investigar las desapariciones
Las denuncias fueron presentadas desde julio de 2007 por 22 asociaciones de memoria histórica y diez particulares que solicitan una investigación sobre las desapariciones, 'sacas', asesinatos, torturas y exilios forzosos que se cometieron a partir de 1936 y por los que, a su juicio, debería responder el Estado dentro del marco actual de las obligaciones de reparación por la violación del Derecho Internacional.
Garzón pidió el pasado 1 de septiembre a instituciones como el Valle de los Caídos, la Conferencia Episcopal Española (CEE), el Centro Documental de Memoria Histórica y a los alcaldes de Madrid, Sevilla, Granada y Córdoba la elaboración de listados de víctimas y la aportación de datos sobre los desaparecidos durante la Guerra Civil. Posteriormente, amplió la información a los tribunales republicanos creados en la contienda durante la defensa de Madrid, y solicitó a la Conferencia Episcopal Española (CEE) que instara a los obispos a que le enviaran la información solicitada.
Inadmisión de la querella
La Fiscalía, por su parte, solicitó en febrero pasado la inadmisión a trámite de la querella, al considerar que los hechos prescribieron en 1977, con la aprobación de la Ley de Amnistía, y que en el momento en que se produjeron eran delitos comunes de asesinato, detención ilegal o lesiones, según el Código Penal de la República.
Por su parte, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha mostrado su respeto a las decisiones del juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón y de la Fiscalía ante las denuncias de familiares de desaparecidos durante la Guerra Civil y el franquismo y garantizó la autonomía de las dos instancias.
La postura de Zapatero
En rueda de prensa en Bruselas tras concluir el Consejo Europeo, Zapatero no quiso comentar el auto en el que Garzón se declara competente para investigar las desapariciones, ni el anuncio de la Fiscalía de que recurrirá esa decisión. Según manifestó, aunque tuviera alguna preferencia por una de las dos posturas, como presidente del Gobierno su obligación es respetar las decisiones que adoptan tanto los magistrados de la Audiencia Nacional como la Fiscalía de forma autónoma y ante cualquier asunto. Esa es "la grandeza del sistema democrático", manifestó