Las palabras del arzobispo de Toledo, el valenciano Antonio Cañizares, actual vicepresidente de la Conferencia Episcopal, criticando en su homilía dominical en tono apocalíptico la negativa parlamentaria a que santa Maravillas disponga de una placa conmemorativa en el palacio de las Cortes de la Carrera de San Jerónimo y la sentencia de un tribunal que obliga a retirar el crucifijo y otros símbolos religiosos de un colegio público de Valladolid, ha desencadenado lo que él ha denominado la "Cristofobia".
A juicio del arzobispo, ambos hechos, que significarían "el olvido de Dios, que es negación y olvido del hombre", estarían encadenados y obedecerían a los más turbios designios descristianizadores de quienes gobiernan este país. La patología se llamaría "cristofobia", que "en definitiva, es odio de sí mismos".
La opinión pública no se deja sin embargo desorientar por tales alarmas: no se trata en absoluto de combatir a la Iglesia católica ni a las demás confesiones religiosas sino al contrario: de establecer una auténtica libertad religiosa, lo que obliga a evitar el monopolio presencial de cualquiera de ellas y a mantener al Estado neutral y al margen, es decir, de preservar la laicidad de los espacios públicos.
En nuestro país, buena parte de la educación obligatoria y gratuita es impartida en centros privados concertados, muchos de ellos con ideario católico. No hay, pues, persecución alguna sino, simplemente, avances hacia la plena vigencia de la Constitución. Y si alguien lo ve de otra manera, habrá que pensar que lo que lamenta es la pérdida de una posición injustificada de privilegio.
Reunión de la Conferencia
Hoy da comienzo la 92 reunión de la Conferencia Episcopal, que durará hasta el viernes y que abordará varios asuntos pendientes, dos especialmente relevantes: la situación económica de la Iglesia y la elección del nuevo secretario general de la Conferencia Episcopal, con la renovación o no del obispo Juan Antonio Martínez Camino que actualmente ocupa el cargo.
Para poder ser reelegido por un segundo quinquenio, el obispo auxiliar de Madrid deberá obtener la mayoría absoluta, es decir, la mitad más uno de los votos. El conservador Martínez Camino ha estado al frente de la secretaría general del Episcopado desde junio de 2003.
La elección de Rouco Varela
Se trata de un cargo clave puesto que participa en las reuniones de todos los órganos decisorios de la Conferencia Episcopal: el Comité Ejecutivo, la Comisión Permanente y la Asamblea Plenaria. Evidentemente, la decisión de la Conferencia a este respecto confirmará el viaje hacia la derecha que representó la elección del cardenal Rouco Varela para la presidencia de la Conferencia o, por el contrario, indicará que la curia, necesitada de recursos económicos, ha optado por deslizarse hacia la línea políticamente más contemporizadora que mantenía el defenestrado Blázquez.