
Cuatro años después del final de su secuestro, la austriaca Natascha Kampusch repasa el cautiverio en una obra autobiográfica, en la que reconoce que "es muy natural acabar identificándose con el secuestrador".
Kampusch fue secuestrada por Wolfgang Priklopil hace doce años, cuando sólo tenía diez. 3.096 días después, la joven escapó de su secuestrador, y ahora cuenta su historia en su libro, que precisamente llevará el título 3.096 días.
A modo de presentación de la obra, Kampusch ha repasado las sensaciones que tuvo durante su secuestro, asegurando que quiere "recuperar la interpretación de mi propia historia", en palabras recogidas por el suplemento La Otra Crónica de El Mundo.
Al principio, Kampusch decidió que lo más fácil era seguir la corriente a Priklopil. "Cuando me daba un baño, imaginaba que estaba en un balneario", reconoce al tiempo que afirma que "era muy humillante encontrarse en esa situación".
En su adolescencia, su captor empezó a pegarle palizas y a exigirle tareas de extremada dureza, como la limpieza del piso "medio desnuda". Lo único de lo que Kampusch no hablará en su obra es de los abusos sexuales recibidos, que según reconoce, fueron "leves".
"Él confiaba en mí. Quería crear un pequeño mundo perfecto junto a una persona que estaría ahí cuando él lo necesitaba", asevera la austriaca, que compara las acciones de Priklopil con la dirección de las películas de Leni Riefenstahl.
Se enfrentó a su captor
"Creo que es muy natural acabar identificándose con el secuestrador", reconoce Kampusch. "Buscar la normalidad no es un síndrome, es una forma de supervivencia.
El enfrentamiento entre secuestrada y secuestrador llegó a partir de la mayoría de edad de Kampusch. "Sólo uno de nosotros puede salir vivo de esta situación. Te agradezco que no me hayas matado", le llegó a decir cara a cara, con una enorme muestra de sangre fría.
La joven revela otros detalles de su horrible experiencia, como el hecho de que Priklopil la quería como "su sirvienta aria" y por eso le tiñó el pelo de rubio.