
Benedicto XVI ha afirmado que el problema de la enfermedad del sida exige "una respuesta médica, farmacéutica" pero sobre todo "ética, es decir, una prevención eficaz basada en la abstinencia sexual, sobre el rechazo de la promiscuidad sexual y sobre la fidelidad conyugal, en nombre de una antropología fundada sobre el derecho natural y sobre la Palabra de Dios".
Así, el Papa ha pedido una particular defensa "de la vida" y ha recordado que la Iglesia "está en primera línea para afrontar las pandemias de la malaria, la tuberculosis y del sida". Precisamente, este sábado el Pontífice visitará un hospital infantil en Ouidah, en Benín, regentado por religiosas que cuidan a niños enfermos, algunos afectados por el virus del sida.
En este sentido, Benedicto XVI ha exhortado a los cristianos a apoyar a "la familia, porque frente a distorsiones de la noción del matrimonio, la desvalorización de la maternidad y el relativismo de una 'nueva ética" sea "iglesia doméstica", capaz de "donar paz y armonía a la sociedad".
Proteger a los 'niños-brujos'
Asimismo, el Pontífice ha pedido que se proteja a los niños "fuente de esperanza y de renovación y que "muchas veces" son "el centro de casos intolerables y deplorables como los niños soldados, los prisioneros, los obligados a trabajar, los maltratados por su discapacidad y "los esclavos sexuales".
En este sentido, el Pontífice ha exhortado a defender a aquellos niños "considerados como brujos, discriminados por ser albinos", una práctica muy difundida en África y especialmente en Benin por la influencia del 'vudú'.