El expresidente francés Nicolas Sarkozy fue llamado hoy a declarar ante la Policía Judicial de Nanterre, localidad cercana a París, sobre un caso de presunto tráfico de influencias y violación del secreto de instrucción. Sarkozy y el 'caso de las escuchas'
Los agentes, según indicaron los medios galos, le colocaron en régimen de "garde à vue", una medida inédita hasta ahora para un antiguo mandatario y durante la cual está bajo la jurisdicción de la Policía judicial y con asistencia letrada, lo que permite interrogarle hasta 48 horas en caso de que sea necesario.
Detención preventiva de su abogado
Por su parte, el abogado de Sarkozy, Thierry Herzog, ya fue detenido preventivamente ayer lunes para interrogatorio en el marco del mismo caso, indicó una fuente judicial.
Herzog fue detenido preventivamente para interrogatorio por la policía anticorrupción. Dos fiscales franceses fueron igualmente detenidos preventivamente por este caso, agregó la fuente.
La investigación busca establecer si el exjefe de Estado, con el apoyo de su abogado, trató de obtener informaciones de un magistrado sobre la investigación que lo concernía a cambio de la promesa de un alto cargo.
En el marco de una indagatoria judicial iniciada en febrero pasado por la fiscalía nacional financiera, la policía trata de saber si Sarkozy fue informado ilícitamente de la decisión de ponerlo bajo escucha.
Esta medida, espectacular respecto a un expresidente, fue decidida en septiembre en el marco de otra investigación, la de las acusaciones de financiamiento por la Libia de Muamar Gadafi de la campaña presidencial de Sarkozy en 2007, al cabo de la cual fue elegido jefe de Estado.
Los dos magistrados detenidos preventivamente son Gilbert Azibert, fiscal del tribunal de casación, que habría recibido la promesa de un cargo prestigiosos, y otro abogado de la misma alta jurisdicción, Patrick Sassoust.
Este procedimiento judicial se prosigue en momentos en que en Francia se habla cada vez más del regreso de Sarkozy a la política a través de la recuperación de la dirección de su partido, la Unión por un Movimiento Popular (UMP, derecha en la oposición), empantanado en una crisis sin precedentes a raíz de un escándalo de falsas facturas.