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La riqueza animal y vegetal que esconden las cristalinas y cálidas aguas del mar Rojo, donde la semana pasada desapareció un matrimonio español en un naufragio durante un safari de buceo, atrae desde hace años a cientos de submarinistas españoles en busca de nuevos paraísos.
Así lo aseguran varios monitores, buceadores y operadores turísticos consultados por Efe en esta ciudad costera de Sharm el Sheij, el buque insignia del buceo y el turismo de sol de Egipto y de toda la costa del mar Rojo.
"Para el buceador español es el mar más espectacular más cercano y más barato", asegura Manuel García, que lleva dos años trabajando como monitor de buceo en Sharm el Sheij, ubicada en el sur de la península del Sinaí.