Las autoridades de Francia y República Checa anunciaron ayer sus planes para investigar los datos que Google recolectó "inadvertidamente" de las redes WiFi en sus respectivos países, con lo que se unen a los ya anunciados por Alemania, Reino Unido y España.
De esta forma, crecen las probabilidades de que el gigante de Internet se ve enfrente a sanciones en Europa, según recoge 'Portaltic' de la web de The New York Times.
Cinco días después de que Google reconociera que había recogido "inadvertidamente" 600 gigabytes de datos entre fragmentos de sitios web y mensajes de correo electrónico de las redes WiFi de todo el mundo -lo confirmó el viernes pasado-, los abogados de la compañía aseguraron que era "probable" que tuvieran que hacer frente a multas y sufrir daños en su reputación.