Solo siete jornadas de Liga ha tardado Karim Benzema en colmar la paciencia de afición del Real Madrid, entrenador y parte de la directiva. Solo Zinedine Zidane mantiene la confianza en la francés y es casi la única piedra de apoyo del jugador francés, que ve como sus compañeros tratan de ayudarle, pero que incluso esas ayudas, son perjudiciales para el.
Hay mucha preocupación en la junta directiva por la marcha del equipo, y aunque Benzema solo es un eslabón más en la preocupación, lo cierto es que su rendimiento es el que más dudas ha generado en lo que va de temporada.
El Real Madrid hizo una apuesta importante por el delantero francés. Se desprendió de Higuaín, con quien la afición tenía más 'feeling' y aseguraba una cifra de goles similar al francés, esperando un salto de calidad de Benzema y este no ha llegado.
La desesperación en el Bernabéu es máxima cada vez que el francés escatima en una carrera por un balón dividido, y lo que empezó como un 'run-run' ya es un primer aviso en forma de murmullo y una estocada en forma de pitada.
Arbeloa al rescate
Arbeloa le echó una mano en el partido ante el Getafe cuando el Bernabéu ya se le echaba encima pidiendo aplausos para el francés y cuando Benzema fue sustituido repitió el gesto sacando el aplauso de la grada, que aplaudía resignada. "Es el único delantero que tenemos, de nada sirve pitarle", esgrimían muchos aficionados.
Las cosas cambiaron solo una semana después en el partido ante el Atlético de Madrid en el Bernabéu. Benzema volvió a mostrar su cara más gris y los 15 minutos de Morata en el campo espolearon a un equipo que había estado inoperante durante el resto del partido.
La afición ya mostró sus preferencias coreando el nombre del canterano mientras que Benzema miraba al suelo sumido en su batalla personal con el Bernabéu y con el único apoyo de Zidane en el club.