Esta vez fue algo evitable. Una dosis de fatalidad. Pero eso no quita para que en el Real Madrid haya regresado la preocupación por el estado físico de Gareth Bale. Su lesión ante el Granada vuelve a generar inquietud, y aunque no parece excesivamente grave, se suma a los numerosos problemas que el galés viene sufriendo.
La dolencia se produjo durante la primera parte, debido a una durísima patada de Jeison Murillo. Bale intentó seguir sobre el césped, pero lo hizo mermado, y en el descanso se vio obligado a dejar su sitio sobre el césped a Jesé Rodríguez.
Las primeras exploraciones indican que el británico sufre una dolencia en el gemelo de su pierna izquierda, que es el mismo que ya le tuvo parado durante tres semanas en los últimos días de 2013 y primeros de 2014.
Ancelotti confirmó que, si no se agrava la situación o se detecta un problema mayor en las siguientes exploraciones, Bale estará disponible para el próximo encuentro. Pero lo que inquieta no es su estado inmediato, sino la continuidad de sus problemas.
Desde que llegó al Real Madrid, Bale no ha dejado de tener molestias físicas, que le han ido mermando en su rendimiento. Por ello, en la casa blanca se quiere tener especial cuidado con un jugador que ha costado una cifra récord y cuyas actuaciones se ven siempre condicionadas por las expectativas creadas por su precio.